De los casos, tres ocurrieron en Managua, dos en la Costa Caribe Norte y uno en Río San Juan. En cuanto a los autores de los crímenes dos escaparon de la justicia, uno se suicidó, otro murió a causa de los golpes que recibió de parte de los pobladores cuando fue capturado y dos están detenidos.
► Solki Thompson Leman, de 20 años, asesinada a machetazos y luego su cuerpo lanzado a un río, en la comunidad de Kruwarban, municipio Puerto Cabezas, Caribe Norte. El autor del crimen es Jolman Johan Estrada Romero, esposo de la víctima, quien huyó.
► Irania Mendoza Lara, de 26 años, asesinada la mañana del domingo de varios balazos a manos de varios sujetos. El suceso ocurrió en la comunidad La Conquista, jurisdicción del municipio de San Miguelito, departamento de Río San Juan. Los autores del crimen huyeron.
► Josselin Guadamuz, de 25 años, fue encontrada muerta la mañana del domingo en su casa de habitación ubicada en el barrio Enrique Gutiérrez, en el Distrito Cinco de Managua. Josselin presentaba una herida de arma blanca en el cuello. El principal sospechoso es su pareja identificado únicamente como Jean Carlos, el cual ya fue detenido.
► Jhoysi Panting López, de 27 años, fue asesinada de varios machetazos la madrugada del lunes a manos de su cuñado el hondureño Licar Michell Bonaparte de 30 años, en la comunidad Lamlaya, en Bilwi, Caribe Norte. El autor del crimen murió horas después en un hospital debido a los golpes recibidos por lugareños cuando fue capturado.
► María Saraí López, de 25 años, fue asesinada de una estocada en el cuello, cuando se encontraba en su casa de habitación, ubicada en el barrio Milagro de Dios, en el suroriente de Managua, la tarde del lunes. El autor fue su pareja Julio César Vega, quien se apuñaló con la misma arma, quedó vivo, pero murió en el hospital horas después.
► Magda de Los Ángeles Noguera Vega, de 76 años, es la anciana que este pasado fin de semana se rindió a la muerte luego de batallar por 16 días en un hospital tras sufrir quemaduras y golpes a manos de su hijo. Alejandro César Lacayo Noguera, de 44 años, es el desalmado hijo que el día 18 de abril golpeó y roció de alcohol para luego prenderle fuego a su progenitora quien es una persona de la tercera edad.En el caso de Alejandro César Lacayo Noguera, éste se encuentra bajo prisión desde el día que agredió fuertemente a su madre y ahora se enfrenta a cargos por parricidio.
El dolor y el sufrimiento emocional para la familia y amigos son profundos y duraderos. La mayoría de estas mujeres dejan de uno a dos hijos en la orfandad, en el caso de una de las asesinadas dejá a un pequeño de 6 meses y en los demás casos los menores no sobrepasan los 14 años.
Los hechos adicional al asesinato se convierten crueles formas de violencia para las familias, las consecuencias de un femicidio son profundas y complejas, afectando a individuos, familias, comunidades y sociedades enteras. La lucha contra el femicidio requiere un enfoque multidisciplinario, centrado en la justicia, la equidad y el respeto por los derechos de las mujeres.
Miedo e inseguridad para las mujeres
Los femicidios pueden generar un clima de miedo entre las mujeres, impactando su sentido de seguridad. La falta de respuesta o acción efectiva por parte de las autoridades puede socavar la confianza en el sistema de justicia y otras instituciones. Estos crímenes pueden reflejar y perpetuar actitudes misóginas y discriminación de género.
Desde la perspectiva de mujeres defensoras los crímenes contra las mujeres deben de castigarse con penas ejemplares y sin derecho a libertades condicionales para poder garantizar el bienestar de la sociedad.
Ley 779 y sus alcances
La Ley 779 de Nicaragua, conocida formalmente como "Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres y de Reformas a la Ley No. 641, Código Penal", fue aprobada en 2012 como parte del esfuerzo del país por abordar la violencia de género y el femicidio.
La ley define el femicidio como un delito autónomo, con sanciones más severas para quienes lo cometan, actualmente no todos los casos en que se arrebata la vida de la mujer son considerados como femicidios por lo que el índice en el que se muestra Nicaragua respecto a los caso según cifras ofeciales del gobierno es menor a la que manejan organizaciones defensoras de derechos de las mujeres.
