Jueves 18 Abril 2024
CARAZO

Jinotepe: "tengo 21 años pero mi niña de 7 quiere que el violador pague, mi caso prescribió"

Yendri decidió denunciar a su abusador para que su otra hijastra no pase por lo mismo

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En la casa de Yendrí, hay un espejo de un contorno cuadrado, colgado en la pared, por muchos años no se atrevía  a ver su reflejo, porque  apreciaba una imagen cruda, distorsionada, que la hacía sentir alguien sucio y sin valor, por culpa de una persona que le arrebató su inocencia, ultrajó su cuerpo, e hizo que su alegría se eclipsara,  su sonrisa se apagara y se sumergiera en la oscuridad del dolor.

Cada vez que pasaba por la sala, y se acercaba al objeto que se ocupa la mayor parte del tiempo por vanidad, pero en otras para adentrarte en ti, ella prefería acelerar un poco el paso y no girar la cabeza para no mirar su rostro, y las veces que lo hacía de forma inconsciente sus manos tapaban por cuestión de segundos los ojos. Y aunque su tormento empezó cuando era una niña, hoy de adulta todavía se le dificulta reconciliarse con la fotografía esporádica que capta el espejo y que se disuelve en la mente con el tiempo. 

Su tormento comenzó cuando tenía siete años.

A esa edad, una noche, mientras estaba sola, ella estaba en pijamas, asegura que su padrastro la violó en esa y otras ocasiones. Con exactitud no puede indicar cuánto duró el abuso, entre sollozos, menciona que pudo ser uno o dos años.

Ella, ni nadie  nunca pensó, que E.R.B, quien fue pareja de su mamá llegara a cometer ese delito, pues no consideraron que el peligro estuviera en casa, que una persona a quien le dieron la confianza de formar parte de sus vidas, tan servicial, amable, carismática tanto en el círculo familiar como social, incluso miembro del ministerio de alabanza de una iglesia evangélica.

Denuncia-de-yendri-a-traves-de-redes-sociales.jpgDenuncia de Yendry a tráves de redes sociales

Él era  detallista con ella, en una ocasión comenta para Stereo Romance que  en un cumpleaños el hombre le regaló un peluche, un oso blanco, el cual miraba con ternura, pero después con desprecio, lo tuvo que regalar, tenerlo era apretar cruelmente la herida.

El ciudadano y su progenitora se separaron, pero desde ese tiempo Yendri  cargaba  con un enorme peso, sufría en silencio, las noches eran insoportables, conciliar el sueño una tarea torturante, pues la mente se empecinaba a esas horas en traer esos recuerdos. Su almohada era la única testigo de su tormento, pues en ella caían sus lágrimas. Aunque su alma gritaba  todo lo que le había pasado, tuvo  que silenciar su voz, porque era tan solo una menor, no sabía cómo reaccionar, por miedo, con el paso del tiempo consideraba el qué dirán  de las personas prejuiciosas que se atreven a culpar a las víctimas de violación, los efectos que traería para su familia la revelación, pero la principal razón, simplemente no estaba lista para hablarlo, hasta hace poco.

El 2017 fue uno de los años más complicados sufrió pesadillas, ataques de ansiedad, pavor, los cuales incrementaron cuando volvió a ver a su ex padrastro y él le sonrió como si nada hubiera pasado.

Meses atrás ella se dio cuenta que el hombre a quien acusa de violación está casado, tiene un hijo y una hijastra, los dos menores de edad, y ese fue el detonante que le dio la valentía para contar su historia, porque la aterrorizaba la idea que esos pequeños y quizás a otros le pasara lo mismo que a  ella a esto se le suma, que Yendri, no la adulta de 21 años, sino la niña de siete quería justicia.

La primera persona a quien se lo contó fue a su mejor amigo, luego a su familia, su abuela, hermano, papá y mamá, precisamente a su progenitora fue la persona más complicada de decírselo, sin embargo, el proceso fue sanador, liberador, el poder hablar abiertamente de varios acontecimientos que la habían estado ahogando en las aguas profundas de la desesperación  por más de 14 años. Ellos le dieron el apoyo que necesitaba y le dijeron “yo te creo”.

En ese sentido, después de pensarlo tanto, tomó la decisión de realizar una denuncia formal ante La Comisaría de la Mujer. Fue un 19 de octubre del 2020, específicamente cuando  se dirigió a la entidad, eran  las dos de la tarde, pero horas antes pasó caminando por toda su casa, era un manojo de nervios. La llegaron a traer y salió del inmueble.

Una vez que llegó a la Comisaría, después de esperar, llegó su turno, la oficial le pregunta sobre de que era su denuncia, pero hay varias personas alrededor, y ella no se atrevió a hablar en  tono más alto. Un policía lo notó y  se le acercó. La lleva a otro lugar para que se expresara abiertamente, ella le dijo que se trataba de una violación en perjuicio de ella.

Él la llevó con una agente "solamente vas a hablar con ella, tené confianza, ningún hombre va a interferir para que te sientas cómoda"

A la oficial le tuvo que relatar con todo detalle la violación, era removerlo todo, era volverlo a vivir.

Una vez que terminó, la  policía le expresó “ya pasó tiempo, pero todavía se puede hacer, vení mañana porque voy a hablar con la fiscal y tranquila que aquí te vamos a apoyar".

El Caso Prescribió 

Así fue, Yendri llegó al día siguiente y se encontró con una información que la destrozó, su caso prescribió. Al llegar a su casa se desboronó, y los gritos que por mucho tiempo contuvo, explayaron.

Entonces ella se preguntó: "¿Cómo es que un crimen de tal grado puede prescribir? Se quebranta el alma, se destruye una niñez, se profana el cuerpo (por que sí, el cuerpo también es sagrado, también es digno de respeto) no me podés decir que mi derecho prescribió".

Tiempo después tomó la decisión  de que haría pública su historia a través de redes sociales, pasó semanas pensando que escribiría, buscando las palabras adecuadas para describir un hecho imposible de expresar, fueron muchos borradores, hasta que quedó listo, se lo mostró a su mamá, familiares y le dijeron que estaba bien, que no había mejor manera de decirlo.

Ella quiso confiar, pero asegura que le  “dieron la espalda”, por eso  buscó otra estrategia para que esto no quede impune, para ser la voz que hace eco porque aquellas mujeres que aún carga la cruz de vivir una historia como la de ella.

Hoy Yendri necesita el apoyo de otras mujeres, algunas organizaciones, pues aunque han pasado los años las heridas de un abuso no sanan.

 

Por: Herili Maria Morales / Mayerlin Aguirre / Armando Campos

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