El sacerdote originario del pequeño municipio de Dolores, Carazo, expresó para La Lupa que querían asesinarlo.
“Llegaron dos cubanos a mi cuarto, que llevaban el propósito de eliminarme, junto con un periodista de un canal venezolano y una señora de Jinotepe”, relata el sacerdote.
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Asimismo, dijo que una muchacha llegó dando órdenes de que lo buscaran, porque lo tenían que agarrar y tirar de cabeza desde el campanario. Dos años después de toda esa pesadilla propia de un guión de película de terror; él padre Juan de Dios cree que si lo hubieran encontrado lo hubiesen hecho.
“Esa gente andaba endemoniada y andaba dispuesta a todo”, dijo el religioso. Cabe señalar que en el contexto de las manifestaciones de abril del 2018, las “turbas” afines al gobierno llegaron hasta su iglesia, en Jinotepe, donde sin importar que se tratase de un lugar para tener comunión con Dios, lo agredieron. Turbas robaron el dinero de las fiestas de Santiago “Golpearon y arrastraron a los sacerdotes hasta robarse el dinero de las fiestas del santo patrono del pueblo”, expresó el padre Juan de Dios a La Lupa.
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Después de todos esos eventos, el cardenal Brenes le indicó que por motivos de seguridad era mejor que abandonara el país, y así sucedió. Inicialmente, el viaje sería por dos meses a Estados Unidos, pero se alargaron a seis, tiempo durante el cual compartió con la comunidad nicaragüense.
“El exilio fue un momento muy duro, nadie quiere salir de su país forzado, amenazado, con ese sentimiento de dolor de estar fuera de su tierra, de los feligreses”, agregó. Actualmente se encuentra en tierras pinoleras, pero no indicó específicamente dónde.
“Aunque esté en Nicaragua, todavía sigo exiliado, porque no puedo ir a mi casa”, puntualizó.