Estos efectos, sin embargo, son particulares para las niñas. La UNESCO detalló que al amplificar los estereotipos de género, las redes sociales presentan efectos negativos en el bienestar, el aprendizaje y las opciones profesionales de las más pequeñas.
Las redes sociales “pueden proporcionar una salida para encontrar y apoyar a otras personas con intereses y actividades compartidos. Pero también pueden ser una fuente de ciberacoso, críticas y generar insatisfacción con la imagen y apariencia corporal”, dijo a la Voz de América Makana Chock, profesora de comunicaciones de la Universidad de Siracusa en Nueva York.
El Centro de Investigación Pew estima que 95 % de los adolescentes entre 13 y 17 años tienen acceso a un teléfono inteligente a través del cual acceden a las redes sociales.
Los niños, sin embargo, también sufren los efectos de las redes sociales. El Instituto de la Mente Infantil detalla que los pequeños compiten por la atención “tratando de superarse entre ellos”, y crear subgrupos que excluyan a otros.
Estos factores pueden causar ansiedad en los niños, y aumentar las presiones sociales de comparación, miedo a no ser parte de un grupo, y la búsqueda por validación.
El efecto en las aspiraciones profesionales
Al estar expuestas a estereotipos de género negativos, según la UNESCO, las niñas se ven alejadas de los estudios en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas “por considerarse campos masculinos”.
Datos de la organización apuntan a que sólo 35 % de las personas tituladas en alguno de estos cuatro campos son mujeres, una cifra que se ha mantenido similar en los últimos 10 años.
Las mujeres ocupan menos del 25 % de los puestos de trabajo en ciencia, ingeniería, tecnologías de la información y la comunicación. Solo constituyen el 26 % de los empleados en análisis de datos e inteligencia artificial, el 15 % en ingeniería y el 12 % en computación en la nube en las principales economías del mundo, según la UNESCO.
Ana María Patiño García, psicóloga colombiana, contó a la VOA la experiencia de ver crecer a su hermana de 11 años en el mundo de las redes sociales.
“Ver crecer a mi hermana en medio de las redes sociales, las figuras públicas y personas que realizan contenido de entretenimiento ha sido un reto. Es muy notoria la presión por parte de sus pares y la información de aquellos videos a los que tiene acceso para que tenga ciertas prioridades, gustos o ideas que son propias de su generación”, apuntó.
Patiño García señaló como un “reto” el explicarle a su hermana por qué “no debería tener redes sociales” a su edad, lamentando que la mayor preocupación para la menor sea “usar la ropa que está de moda” o “usar el celular con la marca más reconocida”.
Por otro lado, para Manuela Alzate Moreno, una joven empresaria colombiana, las redes sociales pueden ser un “trampolín” para cumplir propósitos profesionales, sin embargo “hay una delgada línea que se cruza y nos lleva a la comparación constante con la vida aparentemente ‘perfecta’ de las otras personas”.
“Muchas mujeres, hemos estado expuestas a creer que nuestro valor está dado por la cantidad de comentarios o likes que recibimos en una publicación. Buscamos la foto más bonita para encajar”, agregó Alzate Moreno.
Para la joven, que recientemente decidió darse una pausa de las redes sociales, se trata de una decisión de intimidad. “Decidimos compartirlo todo en unas historias de 30 segundos con percepciones distorsionadas de nosotras porque se basan en lo que ven en una pantalla y no en lo que verdaderamente somos”.
¿Por qué el impacto es diferente en los niños?
Chock, quien investiga las maneras en que las personas responden a mensajes en medios masivos, explicó a la VOA que parte de las razones por las que las niñas son más vulnerables que los niños, es por las “diferencias en la forma en que usan las redes sociales”.
“Es más probable que las niñas utilicen las redes sociales para comunicarse con amigos y compartir fotografías. Es más probable que los niños utilicen las redes sociales para actividades como, por ejemplo, jugar”, dijo.
Los comentarios negativos son más “dolorosos” si ocurren en el contexto de una conversación con una amistad, que si ocurren en el “fragor de una competencia de juego”.
Un estudio del Centro de Investigación Pew detalla que las adolescentes tienen más probabilidades de usar Instagram, TikTok, Snapchat y Facebook, mientras los niños usan en mayor medida Discord y Twitch, ambas plataformas conocidas en el mundo del “gaming”.
“El sentido de autoestima de las niñas suele depender de sus amistades, que pueden ser más intensas que las de los niños pequeños”, agregó la profesora. Además, las niñas suelen ser “socializadas” para que se “centren en su apariencia”.
El informe de la UNESCO detalla que en al menos 38 países, el 12 % de las chicas de 15 años declararon haber sufrido ciberacoso, frente al 8 % de los chicos. Una situación que se ve agravada, según los expertos, por el aumento en contenidos sexuales.
“Los menores de edad socializan cada vez más a través de las redes sociales. Pero, con demasiada frecuencia, las plataformas basadas en algoritmos amplifican su exposición a los estereotipos de género”, dijo Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO.
Azoulay hizo un llamado a las plataformas a tener en cuenta “consideraciones éticas” para asegurar que las niñas tengan a su alcance herramientas educativas y profesionales, así como la inversión en la regulación “más inteligente” de las plataformas digitales.