En el acto litúrgico se leyó el pasaje evangélico que narra cómo los discípulos corrieron hacia Jesús, que dormía en la popa del barco, para increparle sobre si ellos no le importaban porque estaban en peligro de muerte por el viento y las olas descontroladas. Ante su llamado, Jesús se levantó y calmó la tempestad.
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“Es fácil identificarnos con esta historia, lo difícil es entender la actitud de Jesús, él permanece en la popa, la parte que primero se hunde, mientras los discípulos están desesperados. Es la única vez que Jesús aparece durmiendo, después que lo despiertan él les dice, por qué tenéis miedo, aún no tenéis fe, tratemos de entender en qué consiste la falta de fe que se contrapone a la confianza de Jesús”, dijo el Papa en su homilía.
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El coronavirus es un llamado a volver la mirada a Dios
Asimismo, señaló que “ellos lo invocaron diciendo maestro no te importa que estemos perdidos, pensaron que Jesús se desinteresaba y en nuestra familia lo que más duele es cuando decimos no te importo, una frase que lastima y debe haber sacudido a Jesús, porque le importamos más que a nadie. Una vez invocado, salva a sus discípulos y la tempestad deja al descubierto las superfluas realidades que habíamos venido construyendo en nuestras agendas, nos muestra cómo dejamos dormido lo que alimenta nuestra vida.
El Papa Francisco asegura que con esta tempestad, refiriéndose al coronavirus, se cayeron los estereotipos y apuntó “no nos hemos despertado ante guerras, ni ante injusticias, el grito de los pobres no lo hemos escuchado ni el del planeta enfermes, queremos estar sanos en un planeta enfermo, pero ahora, mientras estamos en mares agitados te suplicamos despierta señor”.
Así fue la "BendiciónUrbiEtOrbi" que impartió el Papa Francisco, quizá por primera vez en la historia, con el Santísimo Sacramento
“Jesús nos dice, por qué tenéis miedo, no tenéis fe, nos hace un llamado a la fe para ir hacia él y confiar en él. En esta Cuaresma resuena convertíos, volver a mí de corazón. Nos llama a tomar el momento de prueba, no es el momento de tu juicio sino de nuestro juicio, para separar lo que es necesario y lo que no lo es, es tiempo de restablecer el rumbo hacia ti”, señaló.
Asimismo, el Papa Francisco hizo un reconocimiento a las personas que han dado su vida para salvar las de otros.
“Hay gente común que no aparecen en portadas de revistas ni de diario, pero que hoy escriben la historia, médicos, enfermeras, encargados de reponer los productos del supermercado, fuerzas públicas, conductores del transporte, los que limpian, ellos han dado la cara frente al sufrimiento de los pueblos”, dijo.
También dijo que es mucha la gente que se cuida de no sembrar pánico, entre ellos padres, abuelos y docentes que muestran a los niños cómo enfrentar una crisis readaptando hábitos y levantando miradas.
Signo de fe ante imágenes emblemáticas en Roma
El Papa Francisco pidió que en la plaza estuvieran dos imágenes icónicas para la religión católica: la de Salus Populi Romani ( Protectora del Pueblo Romano), que es la Virgen y el Niño, y la imagen del Cristo Milagroso de la iglesis de San Marcelo del Corso.
A este Crucifijo se le atribuye haber librado a Roma de la peste que la afligió en 1522, mientras que la imagen de la virgen se resguarda en la basílica mayor de Santa María y el Papa Francisco acude a ella cada vez que parte a un viaje apostólico, invocando la maternal intercesión de María por la salud del mundo.
El Papa hizo la bendición eucarística para el mundo con indulgencias plenas para quienes la recibieran en cualquier parte del mundo y pidió especialmente por las personas que sufren por el coronavirus y por quienes los cuidan.