Es normal ver en cuántas selfies abundan en Instagram, Facebook, Twitter y otras redes sociales. A diario, miles de personas toman sus teléfonos y se fotografían mostrando cómo lucen, qué están haciendo, dónde están o qué comen. Incluso, me atrevería a decir que tú también te tomas selfies a diario, o al menos frecuentemente. Y, sí, yo también. Sin embargo, eso tan normal y sencillo que hacemos, en realidad no es tan inofensivo como creemos.
Lo cierto es que esa luz que emiten las pantallas de los teléfonos celulares pueden dañar progresivamente nuestra piel si nos exponemos diariamente a esta radiación. Así fue como lo descubrió Mehreen Baig una chica blogger que constantemente publica sus selfies. Mehreen comenzó a notar que tenía puntos negros, pecas nuevas y poros mucho más grandes. Ante eso, no dudo más y fue al doctor.
En la visita, el dermatólogo Simon Zokaie le comentó que todo podía deberse a la exposición a la luz que emiten los teléfonos y computadores, explicándole que esta radiación puede provocar la inflamación de la piel o calor excesivo que puede arruinar la capacidad de la piel para auto generarse.
Mehreen tomó conciencia y comentó que el daño que sufría su piel era notorio. Tenía más pecas y puntos negros que antes y en lugares que ni siquiera había tenido, y todo eso se debía a la luz que emitía su computador y teléfono. Además, también notó que existía una razón por la que sus espinillas y cicatrices tardaban tanto en desaparecer. Su piel estaba perdiendo fuerza.
Sin embargo, no te asustes, pues existe un tratamiento para el daño. Si bien todos te recomiendan un protector solar, deberías intentar usar un serum antioxidante durante el día, y un gel antioxidante en la noche para revertir los daños. Así cuidarás mejor tu piel y disminuirás los efectos de la radiación.
Todas nos tomamos selfies en algún momento del día. Incluso las famosas, mostramos dónde estamos y qué hacemos, con una selfie, incluso nos tomamos selfies para mostrar nuestra verdadera belleza, o para ser divertidas. Siempre nos tomamos una selfie, aunque sea una. Admitámoslo
Quizá será mejor empezar a cuidarnos más y fijarnos en cómo nos tomamos las selfies. O reducir el número de fotos que nos tomamos al día...
Fuente: Andrea Araya Moya