Esta “dura decisión”, precisó el Prelado, responde a “la imposibilidad de contar con las hermanas suficientes” y fue tomada luego de un largo proceso de discernimiento y oración.
“Las he acompañado muy de cerca en este proceso y doy fe de que han hecho todo lo humanamente posible y coincido con ellas en que Dios está haciéndose providente en este duro y fecundo momento”, aseguró Mons. Barba.
El Obispo aprovechó la ocasión para “agradecer, valorar y admirar la gran generosidad de haber donado el Monasterio a la Diócesis de San Luis”, y expresó su compromiso “en recibirlo a fin de asegurar la continuidad y santidad de ese santo lugar”.
“Es sin duda un verdadero momento Pascual, de Gracia y de Providencia, donde una vez más las hermanas nos han dado una lección de vida… de fe… de entrega… de amor a la Iglesia”, concluyó.
Por su parte, el rector del Seminario Diocesano San José y San Miguel, P. Javier Sosa, expresó “un gran agradecimiento” al compartir la noticia de que las hermanas benedictinas regalaron el monasterio, que será utilizado para que los “seminaristas se formen precisamente en la fidelidad a Nuestro Señor”.
Historia del monasterio
Inaugurado el 15 de diciembre de 1984, el monasterio Nuestra Señora de la Fidelidad fue inicialmente un deseo de Mons. Juan Rodolfo Laise, entonces Obispo de San Luis, quien en 1977 pidió tener en su Diócesis un monasterio de monjas benedictinas que aportaran su carisma a la comunidad.
Las hermanas fundadoras llegaron el 7 de diciembre de 1977 a San Luis, donde fueron cálidamente recibidas por el Obispo y los fieles, e incluso una comisión de señoras que habían sido convocadas para ayudar a la recientemente fundada comunidad. La bienvenida contó con una Misa presidida por Mons. Laise.
En un primer momento, las religiosas se alojaron en una pequeña casa en la localidad de Chorrillo, cedida por el Obispado. En 1979, gracias a una donación, adquirieron un terreno en las sierras, que luego de varios años de construcción se convirtió en el monasterio de Suyuque.
En 2005 se realizaron allí obras de ampliación y se le dotó de la iglesia que posee actualmente.
Casi 40 años después de su fundación, la comunidad de hermanas decidió el cierre de su monasterio.