La peregrinación al corazón político de La Habana donde Castro sedujo a multitudes con sus maratónicos discursos, y no pocas veces retó a Estados Unidos, abrió una semana de tributo al padre de la Revolución que falleció el viernes a los 90 años.
Sus honras fúnebres dieron inicio con 21 salvas de cañón.
Los cubanos ingresaban uno a uno al memorial José Martí, donde se levanta un sobrio altar de flores con la imagen de un Fidel de barba negra, erguido, con vestimenta de guerrillero.
Los cubanos esperaban poder rendir tributo a las cenizas del hombre que gobernó sin concesiones durante 48 años, antes de que una enfermedad lo obligara a ceder el poder en 2006 a su hermano Raúl. Pero el gobierno, que mantiene en reserva los detalles de la muerte de Raúl Castro, no exhibió los restos, como había sugerido.
El homenaje en la Plaza de la Revolución se extenderá hasta el martes. Al día siguiente iniciará una procesión que recorrerá 13 de las 15 provincias, y que concluirá el domingo en Santiago de Cuba, donde se espera sean depositadas las cenizas en el cementerio Santa Ifigenia tras un recorrido de unos 1,000 km.
Varios presidentes y líderes extranjeros son esperados el martes en la noche, no en vano la muerte de Fidel Castro, un controvertido protagonista del último siglo, ha generado una cadena de reacciones en todo el mundo. Por su parte, la diezmada disidencia suspendió cualquier acto de repudio contra el dirigente por respeto al duelo nacional, mientras el exilio en Miami sigue festejando con champaña la muerte de Castro.
La Prensa