La joven consume siete litros de sangre a la semana. Le gusta hacerlo a todas horas; mientras charla, mientras ve al televisión, mientras lee., en fin, es una de sus bebidas favoritas, Según cuenta, todo comenzó de adolescente.
Hacía trabajos como tatuadora y comenzó a beber sangre de los cortes que se hacía; su propia sangre. Desde entonces no ha parado, y ya han transcurrido diezaños y a pesar de los tratamientos médicos no ha dejado esta extraña costumbre. La sangre que ingiere es casi siempre de origen animal. “Prefiero la sangre de cerdo a la de vaca por su sabor.
Es más salada. Su consistencia es parecida a la del vino pero algo más espesa“, cuenta. Y no solo la toma como una bebida, sino que también realiza sabrosos platos con ella, como sopas de sangre O cócteles, como ‘Bloody Mary’, por supuesto.
Asegura Michelle que cuando no puede beber sangre se siente irritada. Tanto, que ni siquiera puede salir de casa. También ha probado sangre humana, y de hecho alguno de sus amigos se prestan a ‘alimentarla” de vez en cuando. “Cuando me corto [para que beba sangre] no me duele mucho. Estoy acostumbrado“, cuenta Johnny. La extraña adicción de Michelle no solo puede asustar a su conocidos, sino que implica un problema para la salud. Según cuenta en el programa documental y recoge la web de Los Replicantes, podría contraer enfermedades como la hepatitis o incluso el VIH.
Con información de: Hoy.