Sujeyde López, tía de la criatura y la primera en ponerse en contacto con nosotros, informó en su momento que la operación fue exitosa y que la criatura estuvo varias horas sin respirador artificial, hasta que ocurrió lo que todos temían muriendo irremediablemente.
El pequeño, habitó con sus padres en Nueva Guinea y un soplo en el corazón le impedía respirar por la obstrucción de la válvula que alimenta al cerebro de oxígeno.
En España después del exitoso trabajo de los especialistas el pequeño reaccionó muy bien y estando en recuperación le vino un primer infarto al que sobrevivió.
Luego por criterio médico fue desconectado para ver cómo estaba reaccionando su pulmoncito e igual reaccionó positivamente.
Sin embargo, le vino otro paro y a ese no sobrevivió porque tuvo daños severos e irreversibles en el cerebro.
En Nueva Guinea, después de divulgada la noticia las familias se tiraron a las calles con alcancías tocando los corazones para recolectar 8 mil dólares, que costó el traslado del cadáver de España a Nicaragua al tiempo que se habilitaron dos cuentas bancarias y la solidaridad fue ilimitada.
El pequeño guerrero fue sepultado con todos los honores y miles de sus coterráneos lo acompañaron hasta su última morada, entre lágrimas, cantos y oraciones.
