Paes hizo el anuncio tras una reunión con representantes de los corsos musicales (‘blocos’) que participan en el carnaval. Los desfiles de las ‘escolas’ de samba, que ocurren en un ambiente más controlado dentro del Sambódromo, de momento se mantienen para fines de febrero.
«El carnaval callejero, por su propia naturaleza y carácter democrático, imposibilita cualquier tipo de fiscalización», añadió Paes.
Es el segundo año consecutivo que la pandemia obliga a suspender el carnaval callejero de Rio, una sucesión de fiestas al aire libre atrás de ‘blocos’ que recorren la ciudad arrastrando multitudes, previsto entre el 25 de febrero y el 1 de marzo.
Procurando un ambiente más controlado, se propuso realizar eventos durante febrero en tres espacios diferentes de la ciudad, comentó Paes.
Pero esa propuesta no fue aceptada por los blocos. «Quedaron en hacer una contrapropuesta», explicó.
El ‘carnaval de rua’ de Río reúne en pocos días a más de 450 blocos, algunos de los cuales llegan a arrastrar a varios millones de personas por las calles. La aglomeración es la esencia de la fiesta y el control es prácticamente imposible.
«Estamos muy tristes, pero ya que no es posible, nos adaptamos a la ciencia. El carnaval no va a pasar sin celebración«, aseguró Fernandes.
En el carnaval de 2020, el último antes de la pandemia, unos 7 millones de fiesteros participaron en los desfiles callejeros, los mayores de ellos hasta un millón de personas, según la agencia de turismo de la Alcaldía, Riotur.
Tras la llegada de la variante ómicron y debido a las Fiestas, varias ciudades de Brasil registran un aumento de casos de covid, incluida Rio.
Brasil acumula 620.000 muertes por covid desde el inicio de la pandemia.