“Lamentablemente el mundo asistió a una exhibición cruel, grotesca, y hasta mortal, porque hubo muertos, policías heridos, civiles muertos, una exhibición grotesca, cruel, mortal, de lo que nosotros llamamos la ceguera, la ceguera del odio”, comentó Rosario.
Agregó que el mundo entero pudo ver las consecuencias «terribles y vergonzosas de la arrogancia y de la vanidad«, «valores propios del racismo y el supremacismo».
Murillo puntualizó que lo peor del acontecimiento es la exaltación e incitación desde la presidencia de Estados Unidos, en referencia al mandatario saliente Donald Trump.
“Nos quedamos viendo y pensando y reflexionando adónde es que está la violencia, adónde ha estado la violencia, adónde han estado las políticas que promueven odio, violencia, discriminación, exclusión, agresión, adónde han estado”, expresó sobre los sucesos ocurridos en el país norteamericano.
Rosario también destacó la reflexión que se ha tenido sobre el derrumbe del mito de la perfección de los Estados Unidos, por lo que su propia población y el mundo entero están viendo y viviendo la clara violación de la ley y el respeto a los principios democráticos que tanto presumen.
“A los Estados Unidos lo vimos promovido, exaltado y lo vimos ahí impulsado, la Presidencia de los Estados Unidos, eso es lo más increíble, incitando la violencia que es expresión del odio, que es negación del cariño, de la fraternidad, de la concordia que tanto necesita el mundo y que tanto quiere el mundo”, expresó.
“Vimos cómo los propios hermanos del pueblo norteamericano se avergonzaban de esa exhibición de violencia, de negación, de irrespeto a las leyes y de irrespeto a sus propios procesos, reflejando, por supuesto, la profunda crisis que hay en esa sociedad”, añadió.
Los hechos
El 6 de enero, seguidores de Trump asaltaron la sede del Senado y la Cámara de Representantes de Estados Unidos, en un intento por impedir que los legisladores certificasen la victoria electoral de Joe Biden.
Esto se dio ante las denuncias de supuesto fraude, propagadas por el actual ocupante de la Casa Blanca desde antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Según la Policía, los disturbios dejaron un saldo de cuatro personas muertas y decenas heridas, incluidos 50 agentes del orden, además 52 atacantes fueron detenidos.