Sus hijos estaban al cuidado de una niñera, pero el menor de 13 años se encargó de persuadirla para que se fuera de la casa.
Su hijo tenía 13 años cuando ingresó a la habitación de su hermana pequeña, mientras ella dormía para llevar a cabo el ataque sexual y el posterior asesinato.
París, como es identificado el autor del crimen, llamó por teléfono a un compañero de clases, luego llamó al 911. Una vez que llegó el equipo de emergencia fingió haber practicado ejercicios de reanimación a la niña, en cuyo cuerpo encontraron heridas de arma blanca.
El joven fue condenado a 40 años de cárcel, el máximo por asesinato juvenil. Actualmente permanece detenido en una cárcel de Texas, donde su madre reconoce que lo visita regularmente y en uno de esos momento él la atacó.
"Si estuviera libre le tendría miedo. Creo que lloré constantemente durante meses. Perdí 15 kilos en 13 días. Empecé a tartamudear. La razón por la que me dejó vivir fue porque después de matarla se dio cuenta de que yo sufriría por más tiempo si me dejaba viva», dijo.
«La primera razón por la que no siguió adelante y no me mató fue porque era mucho más difícil matar a alguien de lo que pensaba. Y la segunda razón fue darme cuenta de que si me hubiera matado, solo habría sufrido durante cinco, 10, 15 minutos. Pero, si me dejaba con vida (sin su hija), sufriría por el resto de mi vida», agregó.
La mujer escribió un libro donde narra la tragedia familiar y asume que ella no se deslinda de ninguna responsabilidad y asegura haber perdonado a París. No puede abandonarlo, asegura «Mi hijo es un psicópata. No puedo ayudarlo. Puede que eso no importe a largo plazo.
Lo que puede importar es que no puedo, no en este momento, renunciar a él tampoco y por eso debo perdonarlo», mencionó la mujer.
«Yo siempre asumí mi responsabilidad, pero también estoy convencida de que una gran parte de lo que definió su personalidad es genético», agregó.
«Amo a mi primogénito con tanta intensidad como desde el día que supe que estaba embarazada de él", continúa.