La sentencia la emitió y leyó la juez de Distrito Especializado en Violencia de Jinotega, Engracia Inés Flores, quien detalló que el hombre de apellidos Ramos González, de 38 años, permanecerá en prisión hasta el 15 de septiembre del año 2050.
La judicial sentenció a Ramos a 20 años de cárcel por violación agravada y le agregó otros 12 por abuso sexual, pero en efectiva prisión, permanecerá 30 años, ya que es la pena máxima que la Ley permite aplicar en Nicaragua.
Cabe señalar que mientras Ramos, enfrentaba el juicio, la víctima de 16 años de edad, daba a luz a un bebé, ya que producto de la violación quedó embarazada.
De acuerdo con la acusación que presentó la fiscalía, Ramos fue capturado el 16 de septiembre, tras descubrirse que su hija adoptiva se encontraba embarazada producto de las violaciones que venía sufriendo desde que tenía 14 años.
Desde hace once años, Ramos mantenía una relación de pareja con la mamá de la menor, a la cual conoció con dos hijas: Una que en ese entonces tenía 8 años y la víctima de 4.
Tras mantener la relación de pareja durante seis años, Ramos decidió reconocer a la menor como su hija, el 16 de mayo del 2014, cuando la víctima tenía 10 años.
Pero según la denuncia de la fiscalía, en vez de fungir como un padre protector, Ramos se dedicó a manipularla y a someterla a constantes abusos sexuales, desde los 13 años hasta llegar a la violación, en febrero del 2018.
En el proceso judicial se revela que la hermana mayor de F. C. R. C; también fue víctima de abusos sexuales de parte de su padrastro cuando tenía 13 años y que en 2017, se vio obligada a llamar a una tía para que se la llevara a vivir con ella.
Según la acusación Ramos, aprovechaba que las menores de edad compartían la misma habitación donde él dormía con la mamá de ellas, para cruzarse en horas de la noche a tocarles sus partes íntimas.
Inicialmente el abuso lo sufría la hermana mayor, pero esta se defendía pellizcando a su agresor y en el 2017, cuando Ramos, intensificó el acoso, decidió llamar a su tía para decirle lo que estaba sucediendo y a la vez le pidió que la recibiera en su casa.
Tras la partida de la hija mayor de su cónyuge, Ramos dirigió ese mismo año el acoso sexual en contra de su hija adoptiva y para mantenerse en la impunidad, amenazaba a la víctima con pegarle si le contaba a su mamá.
Al cumplir los 14 años, empezó a proponerle a su hija adoptiva que fueran novios y en febrero del 2018, aprovechó que estaban solos en la casa de habitación ubicada en una comunidad de Jinotega, para violarla.
Hechos sin consentimiento
Las agresiones sexuales se continuaron repitiendo durante los siguientes meses y producto de las violaciones la víctima quedó embarazada en marzo del presente año y a finales de agosto reveló a una tía y a su hermana que su padrastro era el agresor sexual y procedieron a denunciarlo.
En el juicio, la representante de la fiscalía explicó que los hechos no fueron con el consentimiento de la víctima y que el acusado usó el rol de padre para cometer la agresión sexual.
En la resolución de culpabilidad, la juez también detalla que la víctima desde niña miraba a Ramos como una figura paterna y que por su corta edad, estaba siendo manipulada, “razón por lo que lo declaró culpable”.