De acuerdo con las investigaciones, el hecho que ocurrió durante un campamento en Missouri, Estados Unidos, se dio porque los progenitores, Torres, de 50 años, y la mujer identificada con el nombre de Katy, decidieron castigarlo porque se comió un trozo de pastel.
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Según el Northwest Arkansas Democrat Gazette, al niño, quien murió el 30 de marzo de 2015, en una clínica de Bella Vista, lo obligaron a hacer sentadillas con el objeto aún en su cuerpo.
Además, era sometido a frecuentes torturas, entre ellas sacarle dientes con alicates y dormir en una jaula para perros. Tampoco le celebraban el cumpleaños y le daban carbón en los regalos de Navidad.
Estos abusos fueron confirmados gracias al testimonio de la hermana del niño, quien tiene doce años. Ella declaró que golpeaban al pequeño con frecuencia y la obligaban a ella a hacerlo; asimismo, confirmó que al niño le frotaron con lejía en una ocasión y lo obligaban a dormir en un cubo de basura.
Juicio anulado
Torres ya había sido condenado a muerte por este crimen en 2016; sin embargo, el juez Brad Karren concedió la petición de la defensa de declarar juicio nulo, después de que Quinton Martin, de 24 años e hijastro de Mauricio Alejandro Torres, saltara del estrado de testigos e intentara atacar al acusado en el juicio que se desarrollaba en Bentonville, Arkansas.
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La fiscalía llamó a declarar a Martin, quien cumple una condena por cargos de drogas, y mientras era interrogado sobre el abuso físico que dijo haber sufrido de niño por parte de su padrastro, saltó por encima del estrado y corrió hacia la mesa donde se encontraban Torres y sus abogados.
Varios oficiales de la corte lograron someter a Martin y Torres no salió lastimado, pero la defensa solicitó la anulación del juicio y el juez Karren la otorgó.