Entre el dolor y la indignación, los familiares y vecinos de la niña de siete años violentada y asesinada en la CDMX se despidieron de la menor con una misa de cuerpo presente para recordarla y exigir que nadie más en el país vuelva a sufrir una pérdida así.
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La conmoción se hizo visible cuando centenares de vecinos se juntaron frente a la humilde casa de la familia y ante un mar de velas donde cantaron y rezaron unidos mientras los sacerdotes que oficiaron el sermón invocaron a Dios y exigieron al gobierno de México buscar mediadas que erradiquen tanta violencia propiciada en el país.
Niños con globos blancos y flores organizaron un cántico para despedir a Fátima, ofrecieron un minuto de silencio afuera de la escuela Enrique Rébsamen, de donde ella fue alumna y sustrajeron el 11 de febrero.
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Tras un largo y emotivo aplauso de los vecinos para despedir a la menor, decenas de niños compañeros de escuela de ella entraron en el domicilio con lágrimas en los ojos para darle el último adiós.
Después de una hora el cortejo fúnebre de la niña llegó al panteón de Tulyehualco. Al sepultarla surgieron gritos que decían "justicia, justicia" y pidieron esclarecer el asesinato.