Por: Sarina Villavicencio
El tiempo de sufrimiento por el que muchas personas han pasado, y la crueldad con la que son vistas en una nación en desarrollo me lleva a escribir un poco de la vida de estos seres. Abandonados por sus familias, abandonadas por la sociedad, abandonadas por el estado, abandonadas por amigos, en tu nación o en un país que no conoces, sin saber el idioma o aun siendo tu lengua natal, la pobreza y la calle no define color, edad, idioma, nación, o sexo.
Personas millonarias que han quedado en bancarrota se han ido al fondo y siguen allí, sin poder elevarse, personas migrantes que llegaron en busca del sueño Americano y solo encuentran desilusión, personas de vida cómoda que la hipoteca y los pagos las han dejado en la calle, hombres y mujeres que podrían estar ejerciendo un trabajo para sacar este bello país adelante, colaborando a la economía del país ahora están ahí afuera en el frio, en el calor, en el viento, en el sol, en la nieve, vistas como “Indigentes” gente marginada con pocas probabilidades de salir del atascadero marginal.
Estados Unidos no es la excepción a esta situación a pesar de ser un país próspero con una economía fuerte, es esta una sociedad individualista y donde el éxito y el valor se expresan en términos de poder de consumo, en ropa cara, comida rápida, autos, lujo.
Estas personas que no tienen donde vivir son conocidos como los ‘homeless’ los que siempre quedan al final de la lista y aunque resulte increíble se encuentran muchos desamparados en este país.
Son los estigmatizados por la derrota, los perdedores de un juego de grandes titanes, bien los que no estuvieron a la altura. Y aunque tal categorización tenga implícitas una suerte de engaño colectivo y una injusticia inferior, esos prejuicios y condiciones estructurales persisten y operan para mantener o arrojar a más personas a las calles. Muchos, sin esperanza, se resignan a la indigencia, en un estado crónico de pobreza y desprecio por parte de algunos individuos que con la cabeza erguida pasan de lejos con la mente en sus negocios, trabajos y poder, una vez más atardece y los “Homeless” siguen ahí esperando compasión de unos pocos, que regalan comida, abrigos, bebidas, un poco de dinero.
Sorprendente anomalía.
Son muchas las personas de diferentes países que luchan por llegar a Estados Unidos a buscar mejor vida, hace unos meses miramos la odisea de cubanos en su lucha por llegar al “sueño Americano”, también la enorme cantidad de centroamericanos que año con año intentan cruzar las fronteras, sin embargo nos encontramos en el país más deseado con abundantes sorpresas que muchos no se imaginan. Hay quienes nacen en América del Norte sin contar con una vivienda fija y tener que subsistir en albergues o incluso, en la calle, estas personas carecen de los mínimos recursos, vagan por las carreras de Seattle y de otros estados de este país.
Durante el día, decenas de indigentes se mantienen pidiendo limosna en las calles o buscando abrigo en distintos rincones de la ciudad. Y por las noches abarrotan los refugios para indigentes o simplemente duermen donde les agarre la noche. Cada día las cifras de indigentes van en aumento, ya resulta normal ver a estas personas y hasta parece que su presencia formar parte del paisaje, esta es la vida de miles de personas en Estados Unidos, que se mantienen de limosnas siendo humillados e ignorados por cierta parte de la sociedad.
Estas imágenes hablan por sí solas, mostrando la forma en la que subsisten estas personas en el país de los sueños. Son casos tristes y vulnerables que abarcan a la sociedad, es un nivel de pobreza que no solo sucede en los países bajos.
Según HOMELESS WORLDCUP.ORG existen 610, 000 personas en la indigencia viviendo en Estados Unidos de los cuales 57,849 son veteranos de guerra, en el mundo se estima que existen mas de 100 millones de personas en las mimas condiciones.
Espere un próximo escrito que muestra otra cara de la moneda, no todo es color negro como lo pinta esta memoria.
