En estos días Renació el espíritu de evangelización en San Gregorio, y sus comunidades y la doctrina de la iglesia, volvió a resonar en los oídos de muchos lugareños, las lecturas bíblicas e interpretación de parte de seminaristas diocesanos, a quienes las comunidades recibieron con cariño y hospedaron en las humildes viviendas, donde el compartir posiblemente despertará la conciencia en los futuros sacerdotes de la iglesia renovada al servicio de los pobres y necesitados, por los que aboga el santo padre, Francisco.
En la misión del 7 al 21 de enero, participó, el seminario “La Purísima” y el Seminario Misionero “Nuestra Señora de Guadalupe”, además de San Gregorio, los seminaristas, ahora misioneros, estarán en la parroquia Pio X, de Managua, cumpliendo el mandato de hacer criaturas nuevas y servir de aliento a quienes en medio de la desesperanza, posiblemente olvidaron que Jesucristo es el camino al padre y María, su madre, la que abre la puerta, a decir de San Alberto Magno.
San Gregorio, donde el catolicismo sigue arraigado y con muy buena presencia, existen 14 delegados Don Mónico Francisco Espinosa, es uno de ellos y según expresa, los católicos se sienten bendecidos por la presencia de los misioneros, que sin perder tiempo ayer mismo comenzaron calle a calle, en las esquinas, casa a casa y en espacios públicos, a predicar y recordar a muchos sus orígenes en la iglesia de los grandes misioneros y evangelizadores, desde los apóstoles hasta nuestros días.
En San Gregorio, Los Ángeles, El Aguacate, San Miguel, San Juan de la Sierra, San Antonio de Abajo, y resto de las ocho comunidades, que constituyen la parroquia a cargo del querido padre “Davis”, ha resonado la palabra, Jesús, como el centro de la fe, el amor a los santos, a quienes la iglesia tiene como modelo para ser imitados, no adorados, y a María, fiel, obediente, perseverante y precursora de la evangelización.
Don Mónico, cree por lo tanto, que hay fiesta en toda la comunidad, porque se habla de los sacramentos, de los nuevos retos de la iglesia, de lo que el Papa Francisco, quiere y anhela, una iglesia más dinámica, con el corazón abierto y sin exclusiones, incluso para quienes renegaron y ahora han regresado reconciliados a reconocer su único y legitimo bautismo.