Aconteció un 10 de junio de 1935, dos tomadores crónicos a quienes el alcohol les había arrebatado todo, menos la esperanza de vivir, platicaron de su problema común y descubrieron “Un raro método” para recuperarse del alcoholismo, “Hablando del alcohólicos sus experiencias”, lograron dejar de beber y con ello nació lo que hoy mundialmente se conoce como Alcohólicos Anónimos.
Bill W, o Bill Wilson, un corredor de bolsa de valores de Wall Street, de Nueva York, a quien el alcohol había despojado de todo al extremo de los umbrales de la locura y la muerte, había sido recluido en un sanatorio mental de Akron Ohio, en estados Unidos y estando atado de pies y manos en la cama de su habitación experimentó lo que más tarde se denominó “Experiencia Espiritual”.
Bill, narra en sus experiencias personales que el cuarto se iluminó por completo, después de retar a Dios y afirmar “Sí Dios existe que se manifieste”, el mismo Bill, manifiesta, que a partir de ese instante, sintió una paz que jamás había experimentado y los estragos de una prolongada “Parranda” habían desaparecido.
Dijo, entonces, “Este es el Dios del que me habían hablado” y hablando con su médico de cabecera, William Duncan Silwoord, una autentica eminencia de la psiquiatría, narró lo sucedido y le aseguró: “Doctor, cree usted que estoy loco”, el médico le respondió, Bill, antes no tenías nada ahora hay algo que debe impulsarte a seguir adelante.
Al salir del sanatorio, Bill, contactó al segundo eslabón de “A.A”, un médico cirujano, conocido en los “A.A.” como el doctor BOB, su nombre, Roberto Smith, a quien igual el alcohol lo había reducido a la mínima expresión y arrebatado todas las facultades, incluso la de la operar pues en sus años había sido reconocido como una eminencia en su ramo.
Después de varios esfuerzos, finalmente Bill, logra conversar con Bob, y lo que había sido programado para 5 minutos, duró más de una hora, descubriéndose que si dos alcohólicos o más hablan de sus propias experiencias, logran la sobriedad.
Bob, tenía pendiente una operación su rostro reflejaba la crudeza del flagelo del alcoholismo y el mismo Bill, le recomendó un sorbo de cerveza, que Bob, aceptó, hizo la operación y al salir del quirófano el 10 de junio de 1935, Bob, le dijo a Bill, “Lo Vamos Hacer” y se refería a la ardua tarea de buscar a más alcohólicos y dar paso a lo que hoy se conoce como Alcohólicos Anónimos, programa que ha recuperado a millones de hombres y mujeres en todo el mundo.
En este programa que otros llaman “La religión de medianoche” no hay jefes, nadie puede imponer reglas, se aceptan todas las creencias, los pensamientos ideológicos, incluso a quienes no creen en nada y se han echado en los brazos “Del Dios de su escogencia”, tampoco hay cuotas, o pagos y el único requisito: Es querer dejar de beber, para tener permanencia.
No prometen dejar de beber para siempre, basta un día, “El Hoy”, porque el ayer se fue y el futuro el incierto, por lo que sólo el tiempo dice la última palabra. Los A.A. tienen puesta su fe, en un Dios amoroso que según ellos se manifiesta en la conciencia de cada grupo. Lo denominan “Ser Superior, o Poder Superior” para desplazar al alcoholismo que se había convertido en una fuerza poderosa obsesión por encima de todo raciocinio.
Estiman, además, que no hay cura para alcoholismo, únicamente la posibilidad de retener la enfermedad “Cuando dejan de beber la destrucción se detiene”, por eso solo hacen planes para “Hoy o sea 24 horas de sobriedad” y así muchos, hombres y mujeres han dejado atrás la vida escabrosa del alcoholismo y sus consecuencias.
El alcoholismo, ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud, como una enfermedad de tripe acción: Insidiosa, progresiva y de fatales consecuencias. Hasta ahora no hay cura, lo único que se puede es retenerla a través de los terapéuticos, siendo A.A. el método más eficaz hasta ahora.
Periodista: Alberto Cano esteban
