Jueves 25 Abril 2024
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"Él cayó de viaje y la niña cayó a un lado"

Cuando la niña cae, ella comienza a gatear y pega gritos que iba para donde él, yo que me tiro (lanzo) a agarrar a la niña, le ponen (alumbran con) un foco y le pegan el otro balazo en la rabadilla”.

Foto de La Prensa
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Margine Sánchez Esquivel asegura “a mi niña la mataron por gusto” y va más allá al afirmar que su pequeña fue rematada de un balazo en la espalda cuando esta gateaba tratando de llegar nuevamente a los brazos de su progenitor, caído en el patio.

Margine Sánchez Esquivel niega que su niña de 15 meses haya sido usada como “escudo” por su padre Cairo Blandón Lemus. Sánchez y su suegra Mercedes Blandón Lemus ahora temen por sus vidas y la de los otros tres hijos de esta última, denunciaron ambas mujeres este miércoles 8 de febrero ante LA PRENSA y luego ante periodistas en la filial en Matagalpa del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).

Según ambas denunciantes, los policías se habrían negado a auxiliar a la niña de 15 meses en una acción que Juan Carlos Arce, coordinador del Cenidh en Matagalpa, calificó como “inhumana”.

Contrario a la versión de la Policía y de algunos vecinos, Sánchez niega que alguien desde su casa de madera haya disparado contra los policías que mataron a su compañero de vida Cairo Blandón Lemus y su hija de 15 meses, Dayra Junieth Blandón Sánchez, la madrugada del 5 de febrero reciente en el barrio San Martín, al este del poblado El Tuma, una de las principales concentraciones urbanas del municipio El Tuma-La Dalia.

Tras el incidente, ese domingo, la Policía dijo que cuando se disponían a capturar a Blandón, señalándolo como presunto líder de una agrupación delincuencial denominada “Los Cairo”, los agentes fueron recibidos a balazos y estos respondieron, provocando la muerte del “sospechoso” y de la niña.

Sánchez, en cambio, relató que poco antes de las 3:00 a.m. ella se levantó de la cama de madera donde dormía junto a su pareja, para cambiar a su hija y le puso un calzón amarillo. También le preparó un biberón y luego se acostó. Desde su cama observó a un enmascarado que se asomaba por una rendija al lado de la cocina y alumbraba con un foco hacia el interior de la casa, fabricada de madera y zinc, y advirtió a los demás que había personas adentro.

De inmediato, Sánchez escuchó que afuera montaban las armas. Alertó a su pareja y este se puso de pie en la cama y observó por otra rendija y le dijo: “Es la Policía”.

Según ella, cinco meses antes, la Policía había llegado disparando a la misma casa, por lo que “él (Cairo) agarró la niña de aquí (cama) dormida, y se la echó en este brazo (izquierdo), cuando yo abro la puerta lo están alumbrando (con un foco) a él”, expresó Sánchez Esquivel, quien recuerda que su pareja llevaba a su hija dormida para protegerla, “le tapaba las orejitas”.

Cairo salió en boxer de su casa junto con su pareja por un estrecho camino, ya que a los lados hay un cerco y piedras canteras, hasta llegar a una angosta calle que culmina en una bajada.
“Yo le estaba pidiendo a la niña, pero a lo mejor no me escuchaba por la sofocación que se andaba, estaba recién levantado”, relata.

"A la niña no le hicieran nada”.

Sánchez Esquivel afirma que su pareja se detuvo y les dijo a los policías que se detuvieran, porque se iba a entregar, “pero que a la niña no le hicieran nada”.

“Él que levanta la mano así, que se iba a entregar, cuando le dispararon. Él cayó de viaje (y) la niña cayó a un lado. Cuando la niña cae, ella comienza a gatear y pega gritos que iba para donde él, yo que me tiro (lanzo) a agarrar a la niña, le ponen (alumbran con) un foco y le pegan el otro balazo en la rabadilla”.

“Cuando a él (Cairo) le pegaron el balazo medio le agarró a la niña aquí (se toca al lado izquierdo indicando el refilón de la bala), tenía una heridita, con eso iba a vivir ella, pero le meten el otro (balazo) en la rabadilla, ¿qué iba a vivir ella?”, agrega.

“A mi niña la mataron ya por gusto de ellos. Dicen que fue un accidente, pero si usted va donde una persona y le mete un balazo, eso no es accidente, porque ella estaba aparte (de su papá) y estaba viva, porque lloraba y, cuando me tiro (lanzo) a agarrarla, le metieron el otro balazo”, refirió Sánchez.

La joven de 17 años relata que en ese instante corrió por su hija y le dijo a un policía: “Ayudame, ya que me la mataste, ayudame”. Y este le habría respondido: “No, yo no llamo ambulancia” y la tomó del brazo derecho y la empujó.

La adolorida madre recuerda que tomó en sus brazos a la niña y nuevamente les pidió ayuda a los agentes. “Montame en la camioneta en la que lo llevan a él (Cairo) para ver si salvo a la niña”, fue el ruego de la joven.

“Te matamos si nos seguís, nosotros vamos solos, no llevamos a nadie más”, le respondieron.

Pero Margine no se dio por vencida, mientras corría por aquel camino principal del cuerpo de la niña manaba abundante sangre.

La muchacha cuenta que siguió a un policía de civil, a quien describe como “gordo y chaparro”, pidiéndole que llevaran a la niña a un hospital, “pero no me quiso ayudar, ahí fue cuando agarré un machete y les dije que ahora sí los iba a matar”.

Sánchez dice que los policías arrastraron a Blandón hasta una patrulla y presume que lo golpearon más, porque asegura que “le pegaron solo un balazo”, pero después el cuerpo presentaba una fractura expuesta en el brazo.

Al llegar a un molino aseguró que miró a un pastor y le pidió que llamara a una ambulancia o que le ayudara, pero se negó a auxiliarla. Cuenta que continuó corriendo y se topó a un señor identificado como Juan Castro, quien sale a vender todas las madrugadas en una moto, y le pidió que llevara a la niña al hospital ubicado en La Dalia. El hombre no se negó y emprendieron la agónica carrera. Margine llevaba a la menor en sus brazos.

Al llegar al hospital recuerda que miró a los oficiales que llegaron a su casa. En la puerta de Emergencia estaba un policía. “Le dije: abrime la puerta y no me la quisieron abrir; abrime la puerta que mi niña se viene muriendo”, le reiteró al agente.

Margine recuerda que en el operativo vio a un policía “gordo y bajito”, quien le contestó al policía que no abría la puerta: “Abrile, desgraciado, sabés lo que hicimos ¿y todavía no le querés abrir?” Pero la niña llegó sin vida, en un instante los agentes desaparecieron del hospital. Esa versión la confirmó la madre de Cairo Blandón. Ella y su nuera admiten que el hombre, que el 22 de este mes cumpliría 28 años, fumaba marihuana, pero niegan que se dedicara a venderla o a cometer otro tipo de delitos, como asegura la Policía. También rechazaron que tuviera pistola alguna en la casa.

La menor fue sepultada junto a su padre en Matiguás. A eso de las 7:00 de la mañana del martes Sánchez Esquivel llegó a la delegación de Matagalpa, donde fue entrevistada por miembros de la Dirección de Auxilio Judicial Nacional (DAJ).

Información de La Prensa

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