“Buenas tardes, amigos de redes sociales, les saluda el periodista Jairo Castillo, en estos momentos está ocurriendo un voraz incendio en la empresa grupo Infinito, ubicada en Carretera Norte, aparentemente hubo una explosión", narraba Jairo Castillo acerca del siniestro ocurrido en las instalaciones de una empresa ubicada frente a los semáforos de la Parmalat, donde se almacenaban repuestos de moto y moto-taxi.
El comunicador se acercó a uno de los trabajadores del lugar para entrevistarlo, indicando que hacía el reporteo para el periódico Hoy.
“¿Ya estaba cerrada la empresa hermano?, pregunta Castillo a unos de los trabajadores del lugar afectado, “somos del periódico Hoy”, agrega en la transmisión en vivo en sus plataformas digitales, en la cual minutos después denunció que un grupo de policías lo agredió.
En noviembre, en Facebook el trabajador de Canal 10 publicó que tenía siete meses de haber sido despedido de dicho medio. “Este 22 de noviembre se cumplen 7 meses de haber culminado mi carrera profesional en el noticiero Acción 10, cuya salida obedeció..... Aún no me explico el motivo o razón, pero bien confío en los planes que Dios tiene en mi vida. Han sido 7 meses muy difíciles porque me sumé a la larga lista de desempleados en el país”, mencionaba en parte del escrito.
“Busqué trabajo en diferentes empresas privadas y las puertas se me cerraron completamente, envié mi currículum a los pocos medios de comunicación independientes, sin embargo, aún estoy esperando esa oportunidad. He comprendido que cuando eres un periodista muy reconocido estás rodeado de muchas personas, pero en las pruebas se cuentan con los dedos de las manos a los verdaderos amigos”, continuó.
Una odisea
Ante la falta de oportunidades laborales recurrió al trabajo informal para sustentar a su familia. “Tuve desde montarme una pana repleta de tiste, pozol y caminar largos kilómetros por algunos barrios de Managua para llevar el sustento a mi hogar.El trabajo honrado dignifica a la persona y eso pasó en mi vida. No me avergüenzo porque ese ingreso económico me lo gané con el sudor de mi frente. De vender pozol y tiste me aventuré a ofertar refrescos naturales en las afueras de DisNorte Dissur ( por cierto mi madre hacía los ricos frescos) en Carretera Norte, ahí estuve casi un mes pero la envidia de algunos vendedores generó que me retirara de ese lugar”, expresó Castillo.
Sin embargo, en esos duros momentos, su familia se convirtió en un pilar fundamental para que no perdiera la esperanza de que su situación sería momentánea, lo cual se cumplió, pues volvió a trabajar en la profesión que ama y le apasiona.