En la costa caribe de Nicaragua se han evacuado a cientos de familias pero en su mayoría no se están tomando las medidas de protección para evitar la propagación del Covid-19 en el país.
Familias enteras han quedado en la intemperie, lejos de obtener una respuesta en cuanto a su situación de precariedad, han tenido que realizar los sepelios de familiares o amigos en medio de la pandemia y sin medidas para protegerse.
Uno de los casos más difíciles es el de una de las sobrevivientes de la tragedia ocurrida en la comunidad de la Piñuela, Santa Teresa, Carazo, donde cinco personas fallecieron tras el desborde de un río. La madre de dos menores relata el horror vivido en la tragedia.
Por su parte otro padre de familia que perdió a su esposa e hija relató que nadie les advirtió nada: “Bueno no es fácil, fue en momentos de segundos. No estábamos esperando nada de eso, no estaba lloviendo suficiente cantidad para eso. Estaba dormido con mi familia cuando vi tenía hasta la rodilla el agua, la marejada llegó, cuando me levanté el agua la teníamos hasta la rodilla. Quise abrir la puerta, se metió agua, cuando yo quise regresar ya no sé si mi familia estaba no estaba”, relató el señor Juan Vicente Canales, esposo de Luz María Chávez y padre de María José y Yahoska.
El 16 de noviembre, Marcio Baca, director del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales, Ineter, informó que el ojo del huracán IOTA estaba en el límite de Haulavor, cerca de Bilwi. A la vez hizo referencia a que era el más potente que ha impactado Nicaragua, porque antes de tocar tierra, había alcanzado categoría cinco, de acuerdo con la escala Saffir-Simpson
La furia de IOTA se comenzaba a sentir en el territorio nacional, zonas incomunicadas, inundaciones, casas completamente destruidas. Las cifras oficiales proporcionadas especificaban que los daños económicos causados por Iota y Eta, el otro huracán que había golpeado a la nación semanas atrás, ascienden al 6.2 por ciento del Producto Interno Bruto de Nicaragua. El ministro de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta, dio a conocer que los daños en total se estiman en 742 millones de dólares.
Víctimas mortales
Con respecto a las pérdidas humanas, hubo 19 víctimas mortales, en su mayoría en Matagalpa, debido a un deslave que ocurrió en Macizo de Peñas Blancas, en Matagalpa, que cobró la vida de nueve ciudadanos, a la vez en Carazo, donde cinco personas, entre ellas cuatro menores de edad, se ahogaron en la comunidad La Piñuela, jurisdicción del municipio de Santa Teresa.
En esa tragedia, Fátima Rodríguez perdió a dos de sus hijos, Daniela, de nueve años, y David Umaña Rodríguez, de 5. La sobreviviente dijo que las autoridades no les dijeron nada del impacto que representaría Iota y no les propusieron abandonar sus hogares, como medida de prevención.
“No nos dijeron las autoridades nada, todavía el huracán que pasó la vez pasada estuvo lloviendo bastante, se llenaban los ríos pero no como éste”, dijo Rodríguez.
Además de los dos menores, debido al desborde del río, también perecieron Luz María Chávez y sus dos hijas, María José y Yahoska Canales Chávez.