A pesar de que Nicaragua, según los reportes del Ministerio de Salud, contabiliza hasta la fecha 14 personas contagiadas y cuatro víctimas mortales a causa de la pandemia del Covid-19, una cifra baja, el presidente Ortega la desconocía, pues cuando estaba dando los datos sobre la situación de la enfermedad en el país recibió ayuda de los presentes, con los datos.
Sin guardar distancia social y con más gente aglomerada en la mesa, Ortega estuvo acompañado en la conferencia por Rosario Murillo y su hijo Laureano Ortega, además de la titular del Minsa, Marta Reyes, y el secretario de dicha institución, Carlos Sáenz, entre otros titulares de instituciones gubernamentales.
No contempla cuarentena como salida
Ortega en su retórica dio a entender que no es momento de decretar el régimen de cuarentena, porque el pueblo moriría, justificando su respuesta de que los doctores, enfermeros y policía tienen que continuar su ardua labor, y ellos no se pueden ir a sus casas. Sin embargo, en otras naciones se ha establecido esta medida de prevención para contener la pandemia, pero obviamente el sector salud y de seguridad no han sido enviado a su casas, pues son labores indispensables para una nación.
“A seguir trabajando, queridos hermanos nicaragüenses”, dijo Ortega, quien además mencionó sobre las medidas que se están adoptando para combatir el virus, como la jornada de desinfección.
Por otro, lado, en su discurso que duró más de una hora, el cual inició con las siguientes palabras “saludos a los trabajadores del mundo y del munda”, refirió sobre la revolución industrial y cómo el desarrollo tecnológico ha sustituido al humano, pues debido a las máquinas, muchas personas han quedado en el desempleo.
A la vez el mandatario ocupó muchas de sus palabras para despotricar como suele hacerlo contra “el capitalismo salvaje, que ha lanzado al desempleo a los trabajadores debido a la pandemia”.
Ah, también hubo espacio para ensalzar su albor genealógico, esta vez en la figura de su abuelo.