A las once y media de la noche del domingo 14 de noviembre, Carlos Alberto Ortiz Alcocer, de 52 años de edad se dirigió a la casa de su vecino a pedirle que bajara el volumen de la música pues ya era noche y la bulla les impedía descansar para arrancar la jornada del lunes.
Jamás pasó por la mente de Ortiz Alcocer que esa sencilla acción, se convertiría en una violenta escena en el barrio Pedro Joaquín Chamorro de la ciudad de Rivas.
Carlos Alberto Ortiz, es un expelotero de béisbol de primera división, nunca había tenido este tipo de altercados, pero el destino le preparó esa noche una fatal emboscada.
Fue el hermano de su vecino, un joven de aproximadamente 23 años, que envalentonado por los tragos le propinó dos pedradas en la cabeza, ocasionando que Ortiz se desplomará y perdiera la conciencia en el acto.
El impacto fue tan grande que quedó inerte tirado en el piso, sin mover ninguna de sus extremidades. Actualmente se encuentra en el hospital Lenin Fonseca de Managua en estado delicado.
Según familiares del ex jugador, uno de los impactos fue entre la parte trasera de la cabeza y el cuello. Ese fue el de mayor gravedad debido a que ocasionó lesiones en la columna cervical y la médula espinal. Los doctores le dan un 90% de probabilidad de que quede parapléjico.
“Los médicos me han confirmado que la lesión le tocó varios nervios y eso le impide mover sus brazos y piernas. Le van a suministrar un medicamento bastante caro durante aproximadamente tres semanas para ver si responde satisfactoriamente. Nosotros nunca hemos tenido problemas con ellos, pero sin medir las consecuencias y al calor de los tragos surgió esta lamentable situación que nos tiene angustiados a todos”, afirmó Joseline Sandoval, sobrina del agredido
Victimario permanece en libertad
A pocos días de los sucesos, la calle donde se protagonizaron los hechos lucía desolada. La casa que originó el conflicto se encontraba a puerta cerrada. Vecinos de ambas familias guardan silencio sobre lo sucedido esa trágica noche. Quieren evitar conflictos.
Lo que sí se logró confirmar es que las celebraciones de la familia que agredió al expelotero eran comunes todos los fines de semana y siempre había alcohol de por medio. Además, no era la primera vez que ocurrían discusiones entre ellos, aunque no de tal magnitud.
Los familiares de Ortiz Alcocer interpusieron formal denuncia ante la delegación policial de Rivas, pero hasta el momento no han realizado la captura del joven que realizó la agresión, a pesar que a éste lo han visto rondando en el mismo barrio.
Para evitar más conflictos vecinales, la familia de Ortiz prefirió que el nombre del agresor no fuese publicado en este artículo periodístico.
Mala atención de emergencia en hospital rivense
La noche de la tragedia Joseline Sandoval, se apoyó en los Bomberos Unificados de Rivas para trasladar a su tío al hospital Gaspar García Laviana de la ciudad de Rivas.
Para Sandoval hubo mal manejo en la atención de emergencia de su tío, pues ingresó a las 11:50 del domingo 14 de noviembre y a las 7 de la mañana del siguiente día los galenos de turno le comunicaron que se encontraba bien, que ya había sido valorado y no era necesario tenerlo internado.
No obstante, Carlos Alberto no reaccionaba positivamente por lo que decidieron trasladarlo al hospital Antonio Lenin Fonseca de Managua, en donde hay especialista en traumas como los que él presenta.
Una de las hermanas del afectado, quien no quiso revelar su nombre, aseguró que “estamos aferrados a la voluntad de Dios y esperamos justicia ante lo que le sucedió a mi hermano”.
La mujer solicita a la Policía de Rivas que regule más este tipo de reuniones en donde se ingiere alcohol y se pone música a alto volumen. Ella espera que con el caso de su hermano los rivenses tomen conciencia y respeten el derecho de los demás a descansar “no me parece justo que muchos estemos en vela solo por que el vecino no modera el volumen de la música o evita escándalos” dijo molesta la familiar de Ortiz.
Cabe recordar que entre 1991 y 1995, Carlos Alberto Ortiz Alcocer jugó en el béisbol de Primera División como lanzador y en ese trayecto vistió el uniforme del Bóer, Rivas, Granada, Búfalos y Tigres de Chinandega. Actualmente participaba en los campeonatos de softbol de la ciudad de Rivas.
Lo asesinaron por pedir que bajaran volumen a la música
Tristemente el caso de Ortiz Alcocer no es el primero que se registra en Rivas por reclamar que se disminuyan los decibeles de la música
El 9 de junio del 2020 en el barrio Los Cocos en la comunidad La Virgen don José María Valle Vílchez de 77 años de edad, fue víctima del ataque mortal de sus vecinos que se molestaron por la solicitud del anciano que “tomaran licor sin hacer tanto escándalo” (según nota de medios independientes que registraron el hecho).
Esa noche don José recibió el furibundo ataque de tres hombres alcoholizados: Juan Pablo Ayala (vecino), Henry Alejandro Espinoza y Juan José Narváez. Por este hecho violento Ayala fue condenado a 13 años de prisión; Espinoza fue capturado por la Policía a inicio de este mes; sólo Narváez permanecía prófugo de la justicia.
Hay un refrán popular que dice “quién a hierro mata a hierro muere”. El pasado 11 de noviembre la Policía Nacional informó de un accidente de tránsito en el que falleció a causa de un trauma craneoencefálico severo Juan José Narváez. El informe policial detalla que Narváez viajaba a exceso de velocidad y, aparentemente, el estado de ebriedad provocó que su motocicleta impactará en la pared de una casa en el barrio Monte San Juan en Rivas.
Todo hace indicar que Narváez permaneció en la ciudad de Rivas durante todo este tiempo que era supuestamente buscado por la policía.
Ruido sin ley
En Nicaragua no existe específicamente una ley que penalice el exceso de ruido. En el 2005 la Asamblea Nacional aprobó la ley 559 “Ley especial de delitos contra el medio ambiente y los recursos naturales”. Sin embargo, en el 2007 se aprobó el nuevo Código Penal, la ley 641 que en su Artículo 566, inciso 34, deroga la Ley 559.
Si en nuestro país se respetase la institucionalidad, el ciudadano podría hacer valer sus derechos recurriendo a algunos artículos del Código Penal. Pero, lamentablemente en Nicaragua la ley no se aplica de manera justa y no es igual para todos sus habitantes.
