En la hilera de casas mustias, en una de las calles populares de Bluefields, sobresale una color azul. Su fachada de madera y sencilla estructura ha recibido por años a miles de costeños que buscan los servicios de confección o reparación de ropa.
Ahí trabaja don José Andino Rodríguez que a sus 60 años se mantiene activo en su labor de sastre pero el tiempo ya pesa en sus hombros y tiene como desafío buscar un relevo en el oficio de costura.
“Hilo de oro” fue el nombre que eligió desde la creación de su proyecto de vida que hasta ahora funge como su taller hace ya 35 años. “Decí llamarlo así desde que yo era ayudante de costura” recuerda don José mientras repara una prenda que le han llevado.
Una envejecida pero funcional máquina Singer es su compañera inseparable y con la cual se ha ganado el sustento de su familia diariamente. “He aprendido mucho en estos años, no me puedo quejar. Me he mantenido activo sólo en el tiempo del coronavirus me senté por un rato”, afirma el sastre.
Asegura que estos últimos años han sido los más difíciles que ha enfrentado en su vida. La crisis económica se siente y el trajín del taller ya no es el mismo. “Aquí se le da todo el servicio de costura a la gente, reparamos pantalones, también los hacemos y los costos varían desde 50 por un ruedo hasta 280 la hechura de un pantalón. Es bastante dura la situación pero el pueblo costeño no nos deja morir y aunque sea algo lleva uno a la casa para el sustento”.
Don José lamenta el poco o nulo apoyo de las autoridades para este sector de emprendedores locales. El costeño afirma que la falta de condiciones en su negocio, la economía y su salud se han unido para decidir retirarse.
“Yo tengo 35 años de rentar el local donde funciona mi taller. Ahorita ya estoy pensando en retirarme. Se me hace duro dejar mi trabajito, pero ya estoy cansado de estar costurando y no hay otro que quiera reponerme”, agregó el adulto mayor.
Don José Andino es un hombre con determinación amante de la costura, sin embargo, la situación del país lo ha asfixiado económicamente y esto ha venido afectando sus ingresos para el sustento de su taller y por ende en su familia.
Negocios pueden cerrar
En Bluefields los altos costos de la canasta básica, el alza del combustible y la falta de empleo están asfixiando la economía de las familias costeñas. Negocios que se han mantenido por muchos años en el servicio a los costeños valoran seguir costeando los gastos de operatividad pues ya no son rentable “El negocio no puede seguir adelante si hay poco dinero, sin efectivo y ganancias y sin una persona que se haga cargo de atender al pueblo, es dura esta situación”, lamentó el sastre.
Mientras tanto el pedal de don José Andino y su ayudante no se detienen y las máquinas Singer suenan rítmicamente cosiendo esos ‘rumbos’, ya sea para el estreno o para alargar la vida de esa prenda que aún no queremos desechar del guardarropa.
