"El 17 de julio, Erick salió para su trabajo con otros compañeros, cuando llegaron a las trincheras, los chavalos que estaban ahí les dijeron que los paramilitares estaban entrando a Monimbó y que los iban a agarrar, él entró a la casa enojado y llorando de coraje, mi mamá le dio café y todos nos resguardamos en la casa, pero volvió a salir, se oía la balacera por el lado de los tanques de Mebasa y los muchachos venían bajando, huyendo. Yo le dije: 'venite para adentro', pero él respondió que solo se iba a quedar viendo", recuerda la hermana del asesinado.
Los gritos desde las barricadas de los muchachos, al ver como Erick caía a tiros, aún retumban en la mente de Nelly, quien salió bajo la lluvia de balas de diferentes calibres a rescatar el cuerpo de "Bamby".
Exigen justicia
"Los chavalos entre gritos desesperados decían: ‘parece que es bambi’, cuando oígo eso, me voy para afuera y veo a Erick ahí, en el suelo, me tiré encima de su cuerpo, lo agarré, lo abracé, sentía que las balas me pasaban por arriba, estaba toda mojada por la sangre que le salía del pecho, me quedé así, abrazando su cuerpo para evitar que se lo llevaran. Mi marido me decía que me metiera, pero yo quería meter el cuerpo de Erick a la casa", relata Nelly.
"Justicia es identificar a las personas que les hicieron daño y aliviar un poco el dolor que nos han causado, Y con todo lo que vivimos, que sigue en nuestra memoria, se pueda preparar a nuestros hijos para un buen porvenir y para que no se repita la historia, ya que nuestros muertos son héroes para ellos, porque esta lucha heroica y desigual fue de un pueblo que se rebeló contra este dictador”, demanda la hermana del monimboseño.
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Nelly, quien realmente es tía de la víctima, pero que fueron criados como hermanos por la poca diferencia de edad, nunca olvidarán el dolor que les tocó vivir, mismo que viven muchas madres en todo el país, quienes también apelan a seguir luchando por que se haga justicia por todas las vidas que fueron apagadas ante una lucha civil.
La odisea por ir a buscar una caja para su hermano es otro episodio de coraje en medio del dolor, ella junto a otras mujeres cargaron durante varias cuadras el féretro, la vela fue a puertas cerradas por el acoso de simpatizantes sandinistas armados.
Al siguiente día en el funeral iban prácticamente solo mujeres, pues Monimbó había sido tomado y la cacería de jóvenes, y de quienes se alzaron en protesta estaba al acecho.