El reloj marcaba las 9:00 de la mañana de este, miércoles 13 de mayo, cuando las autoridades informaron que el cuerpo debía ir directo al cementerio.
El señor, originario de Nindirí, a quien su hijo describe como una persona trabajadora, quedó internado en el centro hospitalario el martes 12 de mayo. Y en horas de la noche, su hijo, de iniciales J.M, regresó a dejar vestimenta y medicamentos para su padre, sin tener ninguna información adicional de su estado de salud, hasta que este miércoles se lo entregaron en una caja sellada.
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Solo su hijo estuvo en el sepelio
"A las nueve de la mañana recibí la noticia de la muerte de mi padre, fui al hospital, donde no me entregaron acta de defunción, dijeron que la entregarían hasta mañana jueves. Luego de varias horas me entregaron el cuerpo sin vida de mi padre, el ataúd estaba sellado y ordenaron directamente enterrarlo", señaló el apesarado hijo.
Como todo familiar, él quería que su ser querido llevara la mejor vestidura a su última morada, pero le dijeron que la ropa no era necesaria.
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"Llegué al hospital inmediatamente que me avisaron, llevé ropa para vestirlo y me dijeron que no era necesario, y a las 4:00 de la tarde lo enterramos en el cementerio de Níndirí. Los familiares se quedaron afuera del camposanto", explicó consternado el hijo de la víctima, quien fue el único que presenció el sepelio.
El infortunado cambista, según informó su vástago, tenía 11 días de estar presentando síntomas, como problemas para respirar y tos continua. "Desde hace 11 días tenía los síntomas de Covid-19, la fuerte tos afectó mucho su respiración", dijo J.M.
A diferencia de otros sepelios, donde el Minsa acompaña o se cerciora de que entierren a los infortunados, en esta ocasión brilló por su ausencia, "parece que tienen poco personal", dijo la fuente, quien señaló que a las afueras del cementerio los demás familiares despedían a lo lejos a J.A.M.P.
