Los acusados, quienes inicialmente habían sido sentenciados a 27 años de prisión por la jueza Nancy Aguirre, recibieron la máxima pena tras una apelación interpuesta por la Fiscalía, que buscaba una recalificación del crimen.
En su fallo, el TAM describió el asesinato como un acto de "odio, sadismo y crueldad extrema". Según el expediente judicial, los tres hombres golpearon brutalmente al profesor con un palo y lo abandonaron desnudo en el baño de su vivienda. Los vecinos escucharon sus lamentos durante la madrugada del 7 de septiembre, lo que alertó a las autoridades. El profesor Jane fue encontrado ensangrentado y con heridas graves en su vivienda en el barrio Batahola Sur y falleció días después, el 11 de septiembre, en el hospital Antonio Lenín Fonseca.
La autopsia reveló que el profesor sufrió un total de 13 lesiones en el rostro, abdomen y genitales, además de desprendimiento de varias piezas dentales, según el informe forense. La Fiscalía solicitó al tribunal aplicar la Ley 1058, que sanciona con prisión perpetua los asesinatos agravados, argumentando que el caso representaba un nivel de violencia que merecía la pena máxima.
El fallo del TAM marca un precedente en la aplicación de la Ley 1058 para crímenes de extrema violencia y refleja un endurecimiento en las condenas por casos de asesinato agravado en el país. Este trágico caso ha causado consternación en la comunidad educativa y ha generado un debate sobre la violencia y el respeto hacia quienes se dedican a la enseñanza y labor social.