Una tradición nacida hace más de 100 años en el barrio indígena de Sutiaba, en la ciudad de León, magnetiza este lunes al pueblo cristiano de Nicaragua que prepara la creación de las alfombras pasionarias.
Durante la Semana Santa la llamada Ciudad Universitaria luce al mundo una de sus expresiones culturales más ricas, muestra de tradición y religiosidad, las alfombras pasionarias de Sutiaba, que alcanzan también otros puntos de la geografía nicaragüense.
Al contrario de sus pares rojas por donde desfila el glamour internacional, llámese Hollywood, Venecia o Montecarlo, los tapices extendidos cada viernes de la Semana Mayor sobre populares pavimentos nicas trazan el paso de la procesión del Santo Entierro.
El simbólico sepelio parte desde la catedral de León y constituye una solemnidad que simboliza el momento en que Jesucristo es bajado de la cruz y llevado al sepulcro.
Principalmente aserrín, pero también corozo, rodamina, escarcha, arroz, maíz y flores naturales, más una buena dosis de creatividad conforman las obras de arte efímeras con que las personas celebran su fe.
Algo que vigoriza esta tradición de arte sacro es la manera como resulta trasmitida de generación en generación.
Escenas como el sufrimiento de Jesús, el rostro de su madre, el cáliz, entre otras alusiones a la pasión y muerte del Nazareno, prevalecen en la galería callejera.
Rojo, verde, azul, amarillo, ocre, blanco, café y negro, concuerdan en el polícromo espectáculo del arte popular.
Tal prueba de devoción gana además los ribetes de atractivo turístico que cautiva a miles de turistas nacionales y extranjeros, quienes cada año ansían ser testigos de la habilidad y el arte de los pobladores de Sutiaba.
