El día de la fatalidad, don Santos y dos amigos salieron a vender ganado, y posteriormente se pusieron a tomar en un bar.
Al retornar a su casa, intentaron cruzar el río Bulún y las corrientes los arrastraron, con tan mala suerte que solo don Santos no pudo ponerse a salvo y se ahogó.
El ahora occiso habitaba en la comarca La Oropéndola, en San Pedro de Lóvago, donde será sepultado por sus familiares.