Joomla!
Joomla!
Joomla!
Joomla!
CARLOS ALEJANDRO OCHOA
Alejandro Ochoa de tan solo 17 años fue asesinado y su padre manifiesta “La ausencia de mi hijo es dolorosa, lloro a mi hijo porque no lo veré nunca”.
Don César Ochoa Rosales, de oficio talabartero en la misa de las víctimas del 8 de julio en la parroquia San Antonio de Jinotepe, regaló pulseras de cuero azul y blanco con las iniciales de su hijo Alejandro, la madre no paró de llorar y al terminar la misa el dolor llegó a su expresión máxima provocando un desmayo en la salida de la iglesia.
Este ocho de julio se realizó en la parroquia San Antonio una misa en la que se encomendó y recordó a los asesinados del 8 de julio. Recordar a cada uno de los asesinados o es pensar en ¿quiénes eran? ¿Qué hacían? ¿A quiénes dejaron? Y cuando pensamos en quiénes dejaron están presentes hijos, hermanos, padres, familiares, amigos y Madres.
Las madres de julio en Carazo traen a la memoria el Evangelio según san Lucas 2, 33-35, “En aquel tiempo, el padre y la madre del niño estaban admirados de las palabras que les decía Simeón. Él los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma ".
Estas últimas palabras están presentes en los rostros de las madres de julio en Carazo, una espada les atravesó el alma el 8 de julio del 2018, cuando una bala asesina a manos de armados afines a gobierno atravesó los cuerpos de jóvenes que se habían involucrado en las protestas de alguna forma, regalando agua, regalando alimentos, compartiendo la palabra de Dios, alzando una bandera, gritando una consigna o acompañando un tranque.
Para estos jóvenes no hubo una segunda oportunidad, no hubo perdón, no hubo escapatoria, desde las 5:40 de la mañana un ataque desproporcionado de fuerzas y armas entro a Carazo asesinando a su paso, llevándose los cuerpos de los asesinados incluso en las palas mecánicas dónde también llevaban adoquines, algunos cuerpos fueron recuperados por las familias el mismo día otros hasta después en medicina legal y los entierros se tuvieron que hacer en silencio, el silencio fúnebre del dolor y el asedio que quedó permanente en la memoria de las y los caraceños.
“La muerte de Luis fue un impacto para nosotros, el no merecía eso” dijo el pastor de la Roca Rudy Palacios. Palacios quien se encuentra en el exilio, además agregó, que Acevedo, no anduvo en la lucha con armas, el solo apoyaba con alimentos.
El único pecado del joven, quien se desempeñaba como pastor de jóvenes, misionero dentro y fuera de Nicaragua, especialmente EE.UU, y Sudáfrica fue el expresar su opinión a través de la redes sociales, el no era un delincuente, era traductor. Servía al ministerio del Señor.
Luis acevedo, está presente no solo en la memoria, donde se encuentran guardados los recuerdos que sus familiares y amigos atesoran, como el regalo más invaluable, sino en los Jinotepinos, en los Nicaragüenses. Si tan solo se escuchara el anuncio cristiano de Acevedo, tal vez, sería el inicio para reconstruir los pedazos de ese doloroso 8 de julio.
"Siento que fue hoy mismo que sucedió todo esto, nosotras las madres no tenemos paz, quiero justicia" las palabras de Doña Eva Campos, madre de José María Campos (Chema), asesinado un 8 de julio en Jinotepe, asistió este lunes a la misa realizada en la Parroquia San Antonio en la que se encomendó el alma de los asesinados hace un año en el departamento de Carazo, las lágrimas el dolor solo pudieron ser consolados por las palabras del sacerdote y los brazos de otras mujeres que junto a ella lloraban la partida de sus hijos.
La madre de Bismarck Áreas también estuvo en la misa de este ocho de julio junto a su esposo, la imagen de Bismarck se observo en varias camisas como una forma de recuerdo y el dolor se observaba en los rostros inconsolables de quiénes han perdido un hijo.
A Carazo le quitaron un pedazo del alma que solo quedó gritando a media voz, la muerte de muchos jóvenes y algunos adultos que intentaron ayudarlos a escapar como el caso de Douglas conocido como el Capy de quién se dice entregó su vida para que otros lograran escapar de las balas.
A un año de ese fatídico día las madres siguen llorando, no hay culpables pagando por los crímenes, no hay consuelo en el dolor.
Nunca olvidaran ese 8 de julio cuando las balas y el terror se impusieron, las campanas de la iglesia sonaban en alerta, pero Gerald Antonio Barrera Villavicencio de 25 años no logró escapar una bala le arrebató los sueños a él y un padre a sus hijos, fue asesinado aquel 08 de julio del 2018 en el plan Limpieza.
Villavicencio dejó dos niños en la Orfandad, luto dolor, desconsuelo y exilio.
“¿Gerald porque vos estas aquí? porque yo quiero que cuando mis hijos crezcan estén en un país libre en un país donde haya oportunidades e igualdad”. Nos comenta Lesther Javier Hernandez amigo de Gerald Villavicencio.
Otras madres nos pudieron asistir a la misa, pero en sus corazones sigue vivo el dolor y la ausencia de los frutos de sus vientres que fueron arrancados de un tajo por las balas en un día que no olvidan y que cargaran por siempre…
