CARAZO

Síndrome de Estocolmo en pasajeros Jinotepe-Managua

Cómo si del síndrome de Estocolmo se tratará, usuarios de transporte se muestran comprensivos y benevolentes con la conducta atropelladora de derechos que tienen muchos de los trabajadores del transporte.

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A pesar de que las quejas son muchas, a la hora del "tormentoso viaje" nadie se queja, las personas se suben al bus y "aguantan" todas las malas actitudes de los transportistas quienes lejos de brindar un servicio ameno convierten el viaje en un tormento. 

En la imagen se observa la complicidad con la que actuamos los usuarios del transporte, llegando hasta a agacharnos para que el inspector del Ministerio de Transporte e Infraestructura  MTI no logre ver que van personas de pie en la unidad.

La escena no es ajena a la realidad diaria de cientos de caraceños que soportan los malos tratos en las unidades de transporte sin quejarse de nada a la espera de llegar pronto al destino.

De acuerdo a defensores del Centro Jurídico de Derecho al Consumidor, es necesario que la población se organice y se queje de la situación que se vive en los viajes diarios a la capital, ya que lamentablemente las quejas se quedan en el sentir individual de las personas sin hacer nada para cambiar esta realidad. 

Principales quejas de los usuarios después de bajarse de la unidad.

* Manejar a exceso de velocidad                                                
* Exceso de pasajeros
* Música a todo volumen
* Paradas por todo el camino
* No regresar el cambio 
* Cobrar 40 córdobas independientemente del trayecto recorrido

El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo​ con su captor. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia como un acto de humanidad por parte del agresor.​ Según datos de la Federal Bureau of Investigation (FBI), alrededor del 27 % de las víctimas de 4700 secuestros y asedios recogidos en su base de datos experimentan esta reacción.​ Las víctimas que experimentan el síndrome muestran regularmente dos tipos de reacción ante la situación: por una parte, tienen sentimientos positivos hacia sus secuestradores; mientras que, por otra parte, muestran miedo e ira contra las autoridades policiales o quienes se encuentren en contra de sus captores. A la vez, los propios secuestradores muestran sentimientos positivos hacia los rehenes.

Cabe destacar que el síndrome de Estocolmo no está reconocido por los dos manuales más importantes de psiquiatría: el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales y la Clasificación internacional de enfermedades. Por lo que este síndrome caería en la categoría de efecto postraumático.