Con 84 años y cuatro hijos, tres varones y una mujer, no tiene riquezas, pero la mayor herencia que les deja es la vida decente que ha llevado, el amor al trabajo y sobre todo la fe y la confianza en que Dios, jamás se olvida de sus hijos.
El señor Sequeira, trabajó hasta 1979 en el área de servicios municipales de la Alcaldía de Jinotepe y luego se dedicó a trasladar mercadería en su carretón y según dice, jamás ha perecido porque Dios, a nadie desampara.
El mismo amor al trabajo lo llevó hace meses a ubicarse con su carretón en el costado sur de donde fue el Instituto Alejandro García Vado, hoy Palacio de Bellas Artes de Jinotepe, desde donde sorprendió con un singular negocio, que instaló a cielo abierto y mientras hay transeúntes que bordean El Calachero, por increíble que parezca otros se detienen a revisar y hacen sus compras.
Aquí hay de todo, fajas, corbatas, bolsos y zapatos, de los que solo quedan vestigios de cuando fueron estrenados.
Por eso mucha gente cree que el señor está mal de la cabeza al ponerse a vender la vieja mercadería, pero esa opinión ni le va, ni le viene, porque tiene una fe única y ni siquiera necesita de pregones, o publicidad, porque increíblemente hay quienes le compran, posiblemente para colaborarle.
Tampoco el maestro se esfuerza mucho porque busca el pan de cada y no el de la semana o el mes porque cada día tiene su propio afán y bendiciones, finalizó.
