Barrios fue directora del antiguo colegio Tomas Guevara, hoy conocido como Ramón Matus, dedicando casi toda su vida al magisterio, educando generaciones desde los más pequeños hasta los jóvenes, quienes hoy todavía la recuerdan.
Incluso luego de jubilarse, se introdujo en el barrio llamado “el callejón de la muerte”, para la búsqueda de jóvenes de escasos recursos a los cuales ella les brindaba su ayuda para salir adelante, abriéndole las puertas que otros cerraron y lo más importante creer en la inteligencia y el talento que estos le podían aportar en la sociedad.
Así mismo, fue voluntaria en la Asociación Los Quinchos, en San Marcos, Carazo, donde pasaba sus tardes ayudándoles a los niños con sus deberes escolares y animándolos a continuar con sus estudios, puesto que ella consideraba que estudiar era esencial para la superación de cada persona.
Acerca de su familia
49 años y 4 meses estuvieron casados Gladys Barrios y José Campos Morales, del matrimonio procrearon 3 hijos, dos varones y una mujer. Un hogar común, pero lleno de amor, de bondad y en especial de mucha alegría que irradiaba desde la base, la querida madre y esposa.
“Yo logré entender que ella ponía todo de su parte para para seguir adelante y ahí supe que eso es amor, amor por aquello que uno quiere; por eso fue que nos entregamos a luchar” comento Campos Morales refiriéndose a su difunta esposa.
La dedicación que el matrimonio le proporcionó a sus hijos, así mismo lo hizo con las demás personas; puesto que don José apoyaba incondicionalmente a la amada profesora en cada proyecto que ella se proponía, aunque se escuchara como una locura, nada era imposible.
Sin embargo, Barrios también le brindaba su mano a su esposo con el taller de motos que tienen funcionando en su casa. Siendo ambos el soporte de su familia, lograron preparar a sus tres hijos, quienes hoy son profesionales. “Nuestra vagancia fue andar con los muchachos por los ríos, por las costas, algo mínimo, pero con mucho cariño” mencionó Campos.
16 años de enfermedad
La vida no es tan sencilla como parece, está llena de obstáculos que se presentan de diferentes maneras, en el caso de doña Gladys fue el cáncer de seno a sus 55 años. Sin embargo, esto jamás fue un impedimento para que la profesora fuera feliz; siempre mantuvo su carisma y la sonrisa contagiosa que la caracterizaba.
“Si Jesús pudo con la cruz ¿cómo yo no voy a poder con una enfermedad?” dijo una vez doña Gladys recuerda su hija Silgean Campos. La enfermedad con la que batalló por 16 años logró unir aún más a la familia, quienes velaron por el bienestar y la sanación de su madre.
La maestra de generaciones se sometió a varios procesos de quimioterapia y 35 procesos de radiación, las secuelas de este tratamiento trajeron consigo otras enfermedades, diabetes, insuficiencia renal crónica y cirrosis. Además, recibió por 5 años el proceso de hemodiálisis, el cual tenía una duración de 3 horas por día.
Según las declaraciones de su hija, los últimos dos años pasaban 15 o 20 días cada mes yendo a la Empresa Médica en Jinotepe, donde las atenciones hacia su madre siempre fueron de primera calidad, ya que la trataron con mucha paciencia y amor. De esta clínica era trasladada al Hospital Monte España en Managua para recibir su tratamiento.
Las oraciones al Altísimo nunca faltaron, doña Gladys nunca perdió la fe en Dios y en la Virgen de Guadalupe de la cual era devota, que algún día se sanaría. Por ello, cuando se dirigía al hospital lo hacía con mucho positivismo porque eso era lo que ella quería transmitir en todo momento.
Club de motociclistas
Un 23 de diciembre su esposo José Campos le obsequió una moto, desde ese momento se dedicaron a recorrer todo el país por casi 15 años. Donde ella quisiera ir, don José la llevaba porque él solo quería verla feliz y complacerla era una de las maneras de hacerlo.
El club de motociclistas Leones Nicaragua fue fundado hace 4 años, del cual la maestra era fundadora. El objetivo de este es ayudar a los más necesitados, se comprometieron a ayudar desde niños hasta ancianos y actualmente se quieren asociar con organizaciones que apoyen a las mujeres con cáncer de seno en honor a doña Gladys.
Por su condición, doña Gladys acompañaba a los motociclistas en su automóvil, sin embargo, la emoción y la alegría de estar hacer obras sociales era el motor que le daba fuerza para estar ahí con todos los integrantes.
A pesar del poco tiempo que la agrupación convivió con la reconocida ciudadana, le tomaron gran aprecio por el apoyo motivacional que este le brindaba al club, convirtiéndose en un pilar esencial en el grupo.
La familia agradece a todas las personas que en sus momentos de dificultad apoyaron a la profesora Gladys, a los que estaban pendiente de su estado de salud, las que la visitaron, incluso las que dieron un abrazo en momentos de dificultad.
