Aunque su precio quedó congelado en octubre, esta decisión se tomó solo hasta que este alcanzó su precio más alto, y los pobladores están preocupados por lo difícil que es pagar ahora por el producto.
En mayo del año pasado el cilindro de gas de 25 libras se cotizaba en ese departamento en 197 córdobas. A inicios de 2021 aumentó a 270 córdobas, pero desde el 23 de octubre cuesta 485 córdobas.
Para Manuel Portocarrero, quien se dedica a distribuir estos productos en la ciudad de Diriamba, los altos costos no lo benefician en nada, pues, aunque el precio incrementa, el margen de ganancia siempre es el mismo.
“Nosotros los pequeños distribuidores no ganamos en ese incremento, quien gana es el dueño de la empresa que lo comercializa y en todo caso quien se ve más perjudicado es el consumidor, porque es la población quien paga ese incremento, ya que cuando las facturas nos vienen a nosotros lo que se hace es pagarlo, pero cuando ya se vende al público pues se le aplica el incremento”, detalló Portocarrero.
Congelación de precios no sirvió de nada
El gobierno anunció el pasado 23 de octubre un congelamiento de los precios del combustible y gas licuado, según él para llevar al país a una estabilidad económica. Sin embargo, se realizó sin previo aviso en el pico más alto del incremento.
De acuerdo con el experto en economía, Luis Núñez, la población está sufriendo las consecuencias de una decisión tomada en el peor momento. “Congelaron una tarifa de precio demasiado alta, esto no ayuda a las familias nicaragüenses debido a que es un valor prohibitivo, ya que en Nicaragua se vive con un nivel de salario bajo en la mayoría de la población”, indicó.
Núñez también añadió que el gobierno de turno tiene la obligación de realizar una revisión en las tarifas, ya que el gas butano no es un lujo, sino una necesidad básica de los hogares, siendo en todo caso los más afectados los habitantes de los departamentos debido a que también se les suman los costos del traslado desde la capital hacia su lugar de destino.
Leña y carbón, una alternativa que se buscaba abandonar
Los caraceños intentan ahorrar tiempo y dinero recurriendo a la compra de leña y carbón. Sin embargo, ambos productos han escaseado en los últimos meses, por lo que también han subido su precio.
“Un flete de leña que lleva 200 cargas cuesta mil 850 córdobas. El mes pasado lo vendía a cien córdobas menos. El saco de carbón anda entre 250 y 300 córdobas, eso depende del tamaño del saco, pero la situación ahora está difícil porque hay más demanda. Pero la policía nos detiene en las carretas y nos están pidiendo permisos de comercialización y nosotros somos campesinos que nos ganamos la vida de esta manera, ahora tenemos que vender escondido”, dijo Rafael López, mientras vendía leña en un barrio de Jinotepe.
Pese a estas alternativas, el efecto adverso que causará en la población el alto consumo de leña es la destrucción de los bosques, la disminución del caudal de los ríos y sobre todo la contaminación del medio ambiente debido al humo, así como afectaciones a su propia salud.
