Más de 50 peleas, todas ganadas y el hombre para arriba subiendo como la espuma ganando además de popularidad, buen billete por sus invictos.
A mediados del 70, según recuerda, los ticos como siempre de arribistas lo reclamaron como suyo, pero el jinotepino, siempre subió al cuadrilátero con la bandera Azul y Blanca, que supo poner en alto y le dio la espalda a los ticos y fue cuando dispuso regresar a Nicaragua, donde siguió cosechando éxitos.
Reconoce que como a otros deportistas le fue muy mal y llegó un momento en que lo perdió todo por el alcohol y la vagancia,.
Se quedó sin su familia, sin casa, sin dinero y hasta sin amigos que lo idolatraban cuando tenía plata y repartía dinero en los bares y cantinas cuando el dólar estaba a la par del córdoba.
Pide terreno en el cementerio y ataúd
De hecho su vida ha sido una escuela y de la derrota se levantó como el Ave Fénix, de entre las cenizas para aceptar con humildad su nueva vida.
Vendió periódicos, hizo nuevos amigos y esta vez sinceros, como el forense, doctor, Sergio Cano Espinoza, que siempre lo saca de clavos, entre muchos otros.
Afirma que ahora lo único a lo que aspira es a un ataúd y un terreno en donde poder descansar, al fin en paz en el cementerio de Jinotepe y es lo que pide oficialmente al Alcalde, Mariano Madrigal.
A los que todavía lo recuerdan como un gran campeón, les manda a decir, que es ahora en vida que necesita, ya muerto para qué, es ahora la jugada y si pueden y desean hacerlo que le lleven cualquier ayuda en efectivo y alimentos en el reparto Belén 2 sector Suroriental de Jinotepe, donde cuida una propiedad.
Texto y fotos/Mundo de Noticias