“Los placeros”, nombre popular que reciben estas personas que van de pueblo en pueblo, para participar en los festejos patronales, son el otro rostro de las celebraciones, pues dejan sus hogares para dormir en el piso, aguantando frío, lluvia y lo que sea para ganarse el pan de cada día.
Doña Maritza Cortez y Marina del Socorro Alemán Cortez, tienen 30 y 25 años, respectivamente, de vender elotes asados y cocidos, pero desde hace tres años idearon emprender con elotes locos, y ahora tienen alrededor de 7 carritos, los que trajeron a Diriamba, motivados porque el año pasado las ventas estuvieron muy buenas.
No tienen dinero para regresar a Managua
“El año pasado venimos el 19 de enero y vendimos bastante, el día siguiente también vendimos, menos que el primer día, pero se vendió. Este año nos venimos desde el 8 de enero y ha de creer que no hemos vendido nada”, señaló Marina Alemán.
Según señala la señora Alemán, en este momento están pasando una situación muy complicada, porque asegura que lo que venden lo invierten en comida y ha habido días que la han tenido difícil para garantizar los alimentos.
“El año pasado yo me fui prácticamente a pie. Me hice amiga de los de las diversiones mecánicas y ellos me llevaron ya en febrero, pero ahora les digo que nos vayamos a pie, porque no hemos vendido nada. Los chavalos se nos están enfermando, ella se fue al hospital ayer con la hija de ella porque está enferma. Los míos son diez, ella también anda toda la familia y de mi cuñado también, andamos todos porque en estos viajes no podemos dejar a nadie en la casa”, señaló.
Además de los niños pequeños que andan, también está una joven embarazada que al igual que los demás duerme en una fría acera del centro comercial de Diriamba.
Tienen deudas
“Ponemos una estufa para cocinar la libra de arroz cuando tenemos. Un día de estos el niño de dos años me pedía comida y no teníamos. Pero cuando vi, una mujer le trajo un plato de arroz a la valenciana y se puso a comer. A la otra niña, a pesar de estar pequeña, yo le digo que no hay y ella me entiende”, prosiguió su relato.
El otro gran problema es que no tienen dinero para invertir, porque al menos necesitan 2500 córdobas para ir a Masaya a comprar los elotes que luego comercializan a 40 córdobas.
“Mi marido sacó un préstamo de mil pesos y lo invertimos en elotes amarillos y no tenemos nada recogido”, apostó.
“Esto está fregado, no sabemos qué vamos a hacer estos días, porque no hay venta y no hay dinero y aquí no nos podemos quedar sin nada que hacer”, dijo doña Maritza Cortez.
Ella y sus hijos están ubicados en diversos puntos y con mucho esfuerzo soplaban la leña en una estufa para calentar agua y hacer un poco de café. Doña Maritza revisó sus bolsillos y mostró a nuestras cámaras los 250 córdobas que vendieron ayer, y una de sus familiares aseguró que lo que van vendiendo lo gastan en comida, en compra de agua y pago de baños.
Al igual que ellos, han vendedores de sombreros, pizza y pollo que dormitan en el parque central de la ciudad. Según relata doña Maritza, unas mujeres que llegaron a vender papas fritas se fueron el mismo día porque solo vendieron 400 córdobas.
La situación de estas familias es bastante complicada, así que si les nace, pueden visitarlos en el atrio de la basílica y también en la acera del centro comercial de Diriamba.