Su destino es Jinotepe, Carazo, adonde llega a venderlas cabezas de ajo en compañía de su niña de 2 años. Ella se mueve de un lugar a otro ofreciendo el producto, pero su vista está casi siempre puesta en la cajita de cartón en la que pone a la niña.
“Solo ajo vendo mi amor, no hay para meterle más al negocio. Allá (Masaya) la gente, muchos negocios ha cerrado, la pandemia está fuerte y la gente casi no le compra al vendedor ambulante, tiene miedo. Aquí yo le invierto 500 córdobas a la venta y le gano 200 córdobas, para la comida “, dijo a Stereo Romance.
A pesar de que tiene 7 meses de estar vendiendo ambulante en el centro histórico de Jinotepe, frente a Palí, cuenta esta comerciante que le va muy bien. A las s 7:30 de la mañana ya está pregonando su venta, logrando que algunas veces al mediodía ya se le haya terminado el producto, pero a veces “se pone fría (LA VENTA), tengo que esperar un poco más hasta las 5 de la tarde para vender la malla de ajo que cuesta 20 córdobas”.
“Lo más difícil del día es traerme a la niña pequeña, ella se sofoca, porque no tengo con quién dejarla, mi mamá me quitó a la otra niña de 10 años y no tengo cómo pagar quién me la cuide, pues costeo pasaje y la comida”, prosiguió.
Soraya Salguera quedó desempleada, hace varios meses, pues trabajaba en una fritanga en Masaya. La única opción que vio para subsistir es dedicarse a vender ajo junto a su pequeña hija.
Mientras el equipo de Stereo Romance conversaba con la mujer, los clientes llegaban poco a poco y ella aprovechaba a vender y platicar.
Otra vendedora
Al igual que Salguera, en el sector ubicado frente al Palí Jinotepe, Yanesa Mena, de 22 años, desde hace mes y medio es vendedora ambulante. Anda acompañada de su hijo de 6 años, también se hace compañía con la niña, Y en medio de su inocencia, ellos también empacan ajo.
“Antes yo vendía turbantes pero se bajó la venta, aparte que vinieron otros vendedores y los dieron más baratos”, sostuvo la joven comerciantes de 22 años.
A pesar de que en el centro histórico de Jinotepe andan varios comerciantes ambulantes, las autoridades de la alcaldía y de la policía, en reiterada ocasiones les han solicitado que desalojen el área, que por eso existe un mercado municipal, que se ubica a 6 cuadras del centro de la ciudad.
Sin embargo, los vendedores se niegan indicando que es su medio para sobrevivir. La mayoría de mujeres llegan con sus hijos quienes muchas veces se duermen del cansancio y se duermen en cartones, doblegados por el sol y el calor.