En la iglesia funcionaba el puesto médico donde curaban a los heridos, pero el 8 de julio, el día en que las fuerzas orteguistas derribaron barricadas y mataron a al menos 30 jóvenes que anhelaban una Nicaragua mejor, los paramédico y sacerdotes quedaron atrapados en el templo, rodeado por paramilitares que los sometieron a 36 horas de asedio y tortura psicológica.
El fotorreportero Óscar Sánchez, quien trabajaba para El Nuevo Diario, compartió su experiencia de ese día, cuando acompañó la caravana de los obispos que venía hacia Diriamba.
“Ese día, el 9 de julio del 2018, en El Nuevo Diario se recibió una llamada de la Conferencia Episcopal, para invitar a que los acompañaran como medio, porque saldrían hacia la basílica de San Sebastián, en Diriamba, a mediar para la liberación del grupo de jóvenes autoconvocados y de dos sacerdotes”, recuerda Sánchez.
Señoras católicas salieron con valor aún en medio de los paramilitares
Asimismo, asegura que todo estaba muy tenso, porque en Carazo sabían que iban a llegar y en varios puntos había turbas con banderas rojinegras para ofender a los sacerdotes, además, recuerda que era poca gente la que salía con fe a saludarlos.
“Cuando llegamos a Las Esquinas había paramilitares y turbas. Lo mismo sucedía en la entrada a Diriamba, aunque hubo gente católica que se armó de valor, a pesar de que estaban rodeados de paramilitares, hubo una señora que estaba de rodillas con un Jesús de la Misericordia en la mano y lloraba. Esto fue en la entrada a la ciudad y la caravana se detuvo donde ella”, rememoró.
Además, dijo que lo peor empezó “cuando llegamos a la calle que va del teatro a la basílica, ahí sí estaba lleno de paramilitares, era una cantidad increíble, nos estaban esperando, era tipo emboscada, estaban encapuchados, armados por completo, se les tiraban encima a los carros de los sacerdotes y de los medios independientes”.
El ataque era contra monseñor Báez
“Al llegar a la basílica el ambiente estaba tenso. Ahí había más paramilitares con arma, pistolas, AK, de todo había ahí, mientras que los padres solo traían rosarios, cuestiones de oraciones y hasta la biblia, esas eran las armas de los clérigos, mientras que los paramilitares parecía que iban a una guerra de grandes dimensiones. En la entrada de la basílica estaban también las turbas, rodearon a los padres, no respetaron ni al cardenal Brenes, ni a monseñor Báez, mucho menos al nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag, que es el embajador del Vaticano en el país, todos se les tiraban encima”, apuntó el fotorreportero .
“Ahí en el atrio, mientras los sacerdotes oraban, las turbas gritaban obscenidades, los insultaban a grandes gritos y aquello sinceramente era horrible, daba miedo, parecía que estaban endemoniados. La puerta principal de la basílica no estaba abierta, así que la tensión subió, porque teníamos que caminar hasta la parte de atrás, donde está la sacristía y para eso había que abrirse paso entre las enardecidas turbas”, prosiguió.
Sánchez recalcó que el objetivo era entrar para que los muchachos salieran de la iglesia junto a los sacerdotes que se habían quedado atrapados ahí, “la Conferencia Episcopal estaba mediando por la seguridad de los jóvenes, porque los habían estado atacando con morterazos en la puerta del templo y según dijeron hasta con bombas lacrimógenas”.
Con la bandera de derechos humanos ondeando empezaron a romper el anillo que las turbas hicieron alrededor de los sacerdotes y empezaron a caminar encabezados por el cardenal Brenes, pero no imaginamos que en la parte de atrás las cosas serían peores.
“El ingreso fue terrible. Las turbas no soltaban el portón de ingreso y en la sacristía hay un galillo, es estrecho, y ahí fue como que se desataron más. Yo pensé que iban a matar a uno de los sacerdotes, porque los paramilitares y las turbas ahí fue donde hirieron a monseñor Báez, que yo creo que era él el objetivo, golpearon a los demás sacerdotes, el cardenal tenía las manos arriba y al parecer el nuncio llamó al gobierno y las cosas bajaron la intensidad”, compartió Sánchez a Stereo Romance.
Ataque a periodistas
Además del ataque a los sacerdotes, el señor Sánchez recordó la saña que hubo contra los periodistas.
“A Jackson, de 100% Noticias lo golpearon y lo dejaron bañado de sangre, a mí me dieron en la cabeza, a varios le pegaron y lo peor fue que nos robaron. A todos casi nos robaron los celulares, además, me quitaron un lente carísimo, destruyeron cámaras, todos salimos despojados. Esa gente entró a la iglesia, no respetó nada, amenazaban a los muchachos que estaban adentro, afortunadamente lograron sacarlos sanos y salvos.
“Nosotros salimos y nos pudimos resguardar en una casa donde nos dieron apoyo, guardé lo que me quedó de la cámara en un saco y así salí para buscar el vehículo en el que andaba. Sentí mucho miedo, era imposible no sentirlo porque esa gente estaba como loca, nadie las controlaban”, concluyó Sánchez.