Don Toribio Marcial López es un carismático señor que a sus 83 años recorre con mucha energía, montado en su bicicleta, diferentes zonas de Jinotepe, Carazo, y en tono alto y muy particular ofrece a los pobladores sus deliciosas tortillas.
Vender este producto es la forma en la que lleva el sustento a su casa y asegura que no ha dejado de trabajar porque de él depende su esposa y una hija con discapacidad, aunque está consciente de que el Covid-19 está al acecho.
“Que voy a hacer, para dónde voy a agarrar, quién va a mirar mi hogar, tengo que pagar agua, tengo que pagar luz, todo eso, y soy el único que está en la casa, para mí no hay ayuda”, dijo López, quien solo usa una mascarilla, para protegerse ante la pandemia.
Así como don Toribio, hay muchos ciudadanos de la tercera edad que se enfrenta a esta realidad, particularmente en Carazo.
Con su raspadita y lotería en mano, encontramos a don Carlos Alberto Aguilar, sentado en una silla ofreciendo la suerte a los compradores. Este señor también asegura que no puede dejar de trabajar, porque tiene que comer.
Trabajan porque no tienen ayuda de nadie
“Yo creo que me estoy cuidando más o menos bien, pero sí me cuido, porque las recomendaciones son buenas”, dijo el señor mientras su boca era protegida por una mascarilla.
“No puedo dejar de trabajar, tengo hijos en Costa Rica, pero allá está igual que aquí, aquí por lo menos nos dejan salir. El hambre no para, está fregadito el asunto”, dijo Aguilar, quien vende Lotería desde 1984.
Por su parte, don Manuel de Jesús Jarquín Gutiérrez, habitante de Dolores, lustra zapatos en el parque de Jinotepe y asegura que es el único sustento de su familia, pero además, no toma ninguna medida de precaución ante el Covid-19, porque confía en Jesucristo en que lo va a proteger.
“Jesucristo es sanador y protector. No tomo ninguna protección, solo la del señor, que es él que hizo el cielo y la tierra y yo creo en eso”, dijo Jarquín.
Estos adultos mayores a diario se exponen en las calles al Covid-19, por necesidad, asimismo, el mandatario Daniel Ortega en sus comparecencias ha cerrado toda posibilidad de que en Nicaragua haya cuarentena, porque asegura que resultaría una catástrofe para la economía, particularmente para los que se ganan la vida en la informalidad, como lo hacen don Toribio, don Manuel Jarquín y don Carlos Aguilar.