Las cuatro hermanas originarias y habitantes de la zona rural, El Chagüite llevan por nombre María Isabel, María Alexandra, María Dolores y María Fernanda; están a punto de cumplir años, precisamente el 31 de Mayo, dos de ellas son las más difícil de diferenciar, Isabel y Fernanda.
Las niñas nacieron prematuras, a las 34 semanas de gestación y pesando de tres a cuatro libras. Sus padres Isabel Reyes y José Ramón Cucalón viven de lo que siembran. Cuando ellas nacieron en el 2000, en el Hospital José Nieborowski, de la ciudad de Boaco, fueron sensación en el país y todos querían conocer la historia, pero también el reto al que se enfrentarían sus progenitores quienes en ese entonces ya tenían cuatro niños, uno de ellos de un año y con las cuatrillizas serían cinco bebés, los que debían criar.
De acuerdo con el reportaje realizado por la comunicadora Amalia del Cid, para la revista Magazine de la Prensa, de la cual es editora “el gobierno de Arnoldo Alemán les dio una casita a través del Banco de la Vivienda de Nicaragua; una presentadora de televisión les consiguió canastas con pachas y ropa para bebés y les llovieron regalos enviados por los televidentes de un programa nacional”, menciona el escrito.
De niñas, su madre les puso aretes con las iniciales de sus segundos nombres a fin de distinguirlas viéndoles las orejas; pero sólo, María Dolores y María Alexandra los conservan. En esa etapa el parecido físico era mayor, y si alguna era la responsable de alguna travesura, Isabel Reyes llamaba a las cuatro y les pegaba a todas, porque no sabía quien de "Las Marías", había sido la culpable.
Cuando tenían 12 años, según el reporte, María Alexandra, quien es la más tímida de todas, quería ser monja; María Fernanda, abogada; María Isabel, ingeniera en computación; María Dolores la líder del grupo se inclinaba por ser doctora. Esa claridad que tenía en su infancia, ya no es así. Hace tres años las cuatrillizas se graduaron en la escuela secundaria ubicada al otro lado de la casa y desde entonces no saben qué hacer. Tres de ellas aseguran que les gustaría estudiar lo mismo, pero María Dolores, quien se graduó con excelencia académica menciona que le llama la atención el periodismo.
“Conocieron el mar hace poco y en Managua solo han estado un par de veces, para visitar el Puerto Salvador Allende y el Paseo Xolotlán. Quieren seguir estudiando, pero les asusta la idea de dejar su casa para vivir en un internado”, agrega el escrito de Amalia del Cid.
“Su madre desea que salgan de ese fin de mundo al que se llega por una árida trocha cubierta de piedras y rodeada de matorrales secos”, continúa.
De algo están seguras las chavalas que no quieren separarse, pues el vínculo entre las cuatro cada vez es más grande, y se evidencia en su forma de vida, no están casadas, no tienen hijos, van a la venta juntas agarradas de la mano, se visten igual, y por lo general el cabello lo tienen arreglado con una trenza que deja ver que sus cabellos negros llegan un poco más por debajo del hombro. Los domingos van juntas a la iglesia del caserío y leen la Biblia todas las noches.
“Duermen en el mismo cuarto, van juntas a traer agua del pozo comunal, juntas preparan la comida y juntas se bañan. Nada ha logrado desunir a las Marías Cucalón”, indica el reportaje.
