Esta costumbre guiada por el entusiasmo católico tiene 72 años de existir y tiene su origen el 10 de julio a causa de una erupción volcánica del Cerro Negro, la cual revistió por varios días de cenizas y lava las viviendas de sus alrededores en León.
El obispo Isidro Oviedo dio el mandato de crear altares en honor a la Virgen de la Asunción, cuya efigie paseó por las calles de dicha ciudad como un acto de confianza ante las plegarias elevadas apelando a su intercesión divina de que cesara la actividad volcánica. Por eso también se le conoce como la "Gritería de la penitencia"
Suplicas que de acuerdo a los pobladores fueron escuchados, porque el fenómeno se detuvo y lo consideraron un milagro. Como agradecimiento a la Virgen de la Asunción se estableció el 14 de agosto la “Gritería chiquita”.
Fuente: 19 Digital