Todo empezó cuando una supuesta revelación indicaba que mi cuerpo necesitaba una purificación, me sometieron a ayuno, todo bajo la dirección de Juan Gregorio Rocha Romero, de 23 años, quien indicó que debían atarme de pies y manos, y someterme a ayuno y oración.
Lo peor estaba por venir cuando el grupo de fanáticos enardecidos o endemoniados, ejecutó de forma literal lo que supuestamente, uno de sus miembros conoció a través de una “revelación”. Mi cuerpo, mi territorio y mi vida, “pasarían por el fuego que purificara mi alma”.
Una hoguera fue encendida, leños ardientes en una fogata inmensa, lenguas de fuego se levantaban, sentía miedo, sentí pánico, quería llorar, quería huir de ahí, pero yo creía en el Dios que me habían enseñado. Me engañaron, me mostraron un ser supremo castigador, al que yo debía someterme, mis ojos se llenaban de lágrimas y estaban ahí las miradas acusadoras diciendo que tenía un demonio en mis entrañas, no podía entender que no era yo la endemoniada, no sabía cómo defenderme; sabía que dentro de mí no había espíritus, pero, ¿Qué podía hacer yo si ellos eran los ungidos?
Llegó el momento, empezaron a orar y me lanzaron a la hoguera, no sé cuánto tiempo pasé entre las llamas que me quemaban, para mí fue una eternidad, el cuerpo me ardía, el dolor era insoportable, yo solo quería que alguien me salvara, grité, lloré, pero nadie escuchó mis lamentos, nadie se compadeció de mi cuerpo, me quemaba, el olor a piel y carne quemada se sentía, todo era doloroso, nadie hacía nada por mí. Su mirada acusadora y palabras aberrantes me lastimaban.
Al fin se compadecieron y me sacaron del fuego, ya no recuerdo bien que más paso o cuantas horas pasaron, solo sé que mi dolor era indescriptible, mis entrañas estaban quemadas, me sentía indigna, me hacían sentir que me merecía lo que paso y me hacían sentir culpable de un crimen, cuando los criminales eran ellos, ante los ojos de la congregación la endemoniada se lo merecía.
No sé cómo ni en qué momento decidieron trasladarme a un hospital donde pasé mis últimos días de agonía, ahí fue cuando Nicaragua conoció mi caso, el país se dio cuenta de la atrocidad cometida contra mi cuerpo, ahí todos empezarón a defenderme y a indignarse, pero ya era demasiado tarde, mis órganos estaban quemados, yo sabía que iba a morir, mi tristeza fue grande, me iba a morir calcinada, como que hubiese cometido el peor de los crímenes.
Y así fue en una madrugada fría que con dolores dí mi último suspiro, esperando que mi vida, entregada en este sacrificio, sirva para abrir los ojos de muchas mujeres que como yo, creen en Dios, y en esperas de conseguir una vida eterna nos sometemos a las enseñanzas fanáticas, machistas y misógenas de dirigentes religiosos incompetentes, charlatanes, asesinos y violadores...
Quiero que mi sufrimiento, mis días enteros con dolor, sean tomados por las mujeres y en especial por mis hermanas campesinas, para que no se dejen engañar, Dios no es dolor, Dios no es eso, yo lo entendí tarde pero ustedes compañeras están a tiempo de salir de esos círculos de violencia que solo nos traen tragedia y muerte. Ustedes mujeres que ya están empoderadas ayuden a mis hermanas en el campo, en las comunidades no dejen de luchar por nuestros derechos que si existe un Dios o un cielo, yo estaré ahí pidiendo por ustedes y porqué más mujeres no deben sufrir lo que yo viví.
Y mi última súplica es que los culpables de mi muerte paguen con justicia terrenal lo que me han hecho, ahora me levantan falsos y continúan la mentira, yo nunca estuve endemoniada, nunca fui adultera, mi pecado fue creer que su palabra era la palabra de Dios.
...Ahora todos se lamentan...
Durante una conferencia, en la cual las organizaciones feministas anunciaron las actividades para el 8 de marzo8Día internacional de la Mujer) tambien se condenaron los hechos pepetrados contra Trujillo. Fátima Millón, de la Red de Mujeres contra la Violencia, expresó que ellas lo contabilizan como femicidio, porque “todo acto de violencia contra la mujer que termina en una acción de muerte por razones de odio, misoginia, es un acto de femicidio; así lo dice originalmente la ley en su artículo 9 en 11 numerales”.
Mirna Blandón, del Movimiento Feminista de Nicaragua, afirmó que fue evidente la misoginia, la crueldad y tortura a la que fue sometida la víctima, en un caso en el que hubo “abuso de poder”, dado que de por medio hay un líder y que en este caso es religioso.
El obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio Báez, escribió en su cuenta de Twitter @silviojbaez: “Siento mucho la muerte de Vilma Trujillo a causa del fanatismo y la ignorancia religiosa. ¡No se puede destruir una vida en nombre de Dios!”. así mismo Baéz expresó en otro mensaje, en su cuenta “La religión auténtica, en la que se adora al Dios verdadero, no anula la razón ni atenta contra la vida humana”.
Por su parte, los pastores de las Asambleas de Dios, Rafael Arista y Augusto César Marenco, rechazaron ese acto por ser anti bíblico y por ende condenado por la Palabra de Dios, y a la vez instaron a las autoridades a que procedan de acuerdo con la ley.
El reverendo Arista, presidente de las Asambleas de Dios, aclaró que Juan Gregorio Rocha Romero no es pastor de esta institución, pero sí reconoció que es un laico que tenía ocho meses de ser miembro de la congregación que preside. “Quemar a una persona en nombre de la fe eso no es bíblico, es una barbaridad: nosotros rechazamos ese acto y serán las autoridades competentes quienes deberán aplicar la justicia en ese acto inhumano que como Asambleas de Dios rechazamos”, señaló Arista.
Mara teresa Blandón ¨dijo: "Los fundamentalistas religiosos tienen en el centro de su propuesta someter a las mujeres y reafirmar el poder masculino en todos los ámbitos. Es un poder masculino que se refuerza a través del cuerpo de las mujeres. Esto que sucede en Nicaragua ahora es del pasado y resurgen hablando en nombre de un Dios castigador y cruel regresamos a esos relatos oscurantistas".
